Capítulo 11

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De pronto me tensé. ¿Por qué justamente él me tenía que haber pillado?

—No, me había perdido. Pero ya recordé a donde ir— traté de evadirle, no obstante el me observó de arriba hacia abajo y pude deducir por sus plabras que no me creyó.

—Si mal no recuerdo Ava. Tú te sabías este castillo como la palma de tu mano— me sonrió de lado maliciosamente— Es más, hasta conocías algunos pasadizos por los que entrabas a mi habitación sin que nadie te viera.

Me quedé quieta en el lugar anonadada por la facilidad con que podía evocar al pasado. Como si olvidara el hecho de que él me había alejado de su vida y era entonces. En estos pequeños momentos cuando me ponía a pensar si no había nada detrás de la repentina distancia que él había puesto entre ambos.

Aunque no, debía dejar de ser optimista. El hacía rato me había dejado en claro que había cambiado y ya no quería que yo fuera parte de su vida y aunque me doliera sencillamente debía aceptarlo ya que no me quedaba de otra y odiaba el seguir sufriendo por algo que ya no tenía ni pies ni cabeza.

Así que le respondí:

—Ya lo dijiste tú, "sabías y conocías" Tiempo pasado que no volverá jamás— y dicho esto procedí a marcharme cuando de pronto la mano de Harry en mi antebrazo me detiene.

—¿Por qué estás todo el tiempo a la defensiva conmigo?— preguntó dudoso.

—¿ Por qué me echaste de tu vida?— le respondo con otra pregunta, pregunta que por momentos hizo que se quedara totalmente paralizado.

Por un momento creí ver como un atisbo de duda se posaba en su semblante, como si no supiera que decir. Pero rápidamente dijo con voz clara y concisa:

—Porque cambié.

—Exactamente por eso. Tú has hecho que yo me convierta en esto y ya no tengo quince años ni tú diecisiete. No soy la misma chica insegura que solía ir detrás de ti— pronuncié y luego con el orgullo intacto y muchas dudas con respecto a este asunto me marché.

De camino a la cocina para conseguir el hielo no podía parar de pensar. Al parecer eso era lo único que hacía últimamente.

Pero la diferencia es que ahora mis pensamientos no iban hacia Harry. Al menos no directamente ya que estaban en las palabras de la reina con respecto a nuestro casamiento.

No comprendía realmente nada. Primero nos imponían que nos casáramos o sino buscáramos con quien casarnos y luego la reina dejaba en claro que no quería que yo me casara con su hijo. Siempre supe que yo no era santa de su devoción pero esto era totalmente desconcertante. ¿Por qué nos exigían un antiguo trato del que posiblemente nadie sabía? Y sobretodo, ¿por qué lo hacían si no querían que nos casáramos?

Porque estaba bien que Harry se casara ya que él tenía posibilidades. Pero el acuerdo decía perfectamente que ambos debíamos hacerlo y no veía como ocurriría este hecho ya que yo no tenía absolutamente ningún plan de hacerlo.

Así que con la cabeza llena y la bolsita de hielo en manos—gracias a que un asistente de cocina me la había alcanzado— Me dispuse a ir a la clase de protocolo. Terminar lo que debía hacer por hoy e intentar despejarme de algún modo. Si es que era posible.

—Ah, ¡aquí estás! Te has tardado mucho— me reprendió la asistente de la reina, quien se había encontrado presenciando las clases desde el primer momento.

Por instantes me enojé pero traté de recurrir a mi reserva de relajamiento. Así que respirando lentamente traté de ignorar el hecho de que me había tratado como si fuera una sirvienta y aunque el ser sirvienta era un trabajo honesto me había ofendido el hecho de que me tratata como a una ya que podría jurar que a ellas las trataba de mejor manera.

Una princesa para el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora