Capítulo 9

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Ioan en multimedia

Ya habían pasado algunas horas y todavía no podía creerlo. Era demasiado. ¿Con qué desfachatez se creían capaces de gobernar nuestras vidas? Lo peor es que estaba absolutamente inmiscuida en esto. No podía hacer nada más que sentarme y ver que pasaba.

Así todo se estuviera cayendo a pedazos en mi interior y mi vida estuvise cambiando. ¿Sesenta días para casarme? ¿Acaso estaban en su sano juicio? No podía creer esto. Realmente no podía hacerlo. Al menos Harry no lo sabía. Me sentaba mejor.

Aunque todavía pensaba en él. Sus palabras acerca de nuestras familias y sus secretos. No podía imaginar que secretos serían estos pero viendo el secreto de hoy. Podía afirmar con toda seguridad que de donde vino ese seguro habían más. Incluso peores.

(...)

—Estoy harta de esto. Me voy de aquí.—auncié furiosa desde mi asiento en el comedor.

—¿Pero por qué? ¿qué pasa?.—preguntaba Nicole con notable preocupación.

—Es que ya estoy tremendamente harta de ver a el príncipe restregarse con esa...esa. Ni si quiera se quien es.—expliqué notablemente irritada.

—Si la conoces, es Dinnah. La niña que te odiaba cuando éramos pequeñas. Solo que ahora creció. Es más odiosa que antes.—decía Dexa.—Y tiene botox y unas tetas hechas más grandes que un globo inflado. ¿Han visto como practicamente se le salen de la blusa?—preguntaba Ioan en broma.

Me sentía frustrada, odiaba esto y lo peor de todo. Estaba furiosa conmigo misma. Porque sabía la verdad. Estaba celosa y ver a Harry con Dinnah hacía que perdiera mis estribos.

Sumándole el hecho de que posiblemente él si se podría casar. Cualquiera suspiraría por tener su anillo y convertirse en princesa, incluida la chica con la que tanto se restregaba.

—Lo siento Ioan, no estoy para bromas hoy.—suspiré a la vez que me levantaba y salía huyendo del lugar.

Patética. Solo era una patética. Eso era lo único en lo que podía pensar.

Era tan tonta como para molestarme por ver al príncipe con la imbécil.

Y normalmente no era así y eso era lo peor. El dejarle ganar. El dejar que él, Harry, sacara lo peor de mi. Pero ya estaba bien. No podía dejar que esta situación me ganara.

Seguí caminando sin mirar hacia atrás. Sin ningún rumbo. Sintiéndome mal por dejar a mis amigos atrás pero a la vez sin ninguna gana de estar rodeada de personas. Quería un tiempo a solas conmigo misma, un tiempo para pensar en algo. Pensar en las desgracias que últimamente rodeaban a mi vida.

Porque no, no quería hacerlo. No quería casarme y mucho menos a los dieciocho. Era algo inaceptable. Me arruinaría la vida y lo peor. Es que era un acuerdo real y no podía simplemente safarme de aquello. O conseguía un esposo (cosa que era demasiado improbable) o me debía casar con Harry y eso no era una opción. No podía estar por mucho que quisiera con una persona que me hizo daño. Tendría un miedo constante a que lo volviera a hacer.

Seguía pensando sin darme cuenta de mi alrededor hasta que de pronto me veo impulsada hasta el suelo. Dolía.

Miré hacia arriba y no podía creerlo. Había sido ella la que había colocado su pie para que cayera. Dinnah.

—Ahí es donde te ves mejor, nerd. En el suelo como la basura que eres.—comentó maliciosamente a la vez que pisoteaba los anteojos que anteriormente se me habían caído al suelo.

Pero por más que quisiera no pude hacer nada contra esto, me sentí débil y para cuando ya se estaba llendo lágrimas caían por mi rostro. Jamás me había sentido tan mal. Ahora entendía esas películas donde les hacían bullying a las chicas y a pesar del dolor ellas no hacían nada. Ahora me sentía una de ellas porque muchas veces cuando eso pasa. Estás tan centrada en el dolor, sumida en el pensamiento de que tienen razón, de que se siente real lo que han dicho y en ese entonces no puedes pensar en defenderte. No tienes las fuerzas suficientes.

Una princesa para el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora