Capítulo 4

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Suspiro lentamente y vuelvo mi mirada hasta el chico, aquel chico que desde hacía años ocupaba un gran lugar en mi mente, corazón y pensamientos, Harry.

Aquel chico me observaba extrañamente, de un modo que yo no pude descifrar pero si había algo claro era el hecho de que él no me reconocía aunque en su defensa podría decir que antes solía llevar flequillo, unos frenillos espantosos y mis curvas brillaban por su ausencia. Aunque, el que me desconociera, por ahora podría ser usado a mi favor para evitar inconvenientes.

Observo hacia el chico y me percato de que en él, muchas cosas habían cambiado con respecto a hacía cuatro años. Sus ojos verdes ya no tenían ese brillo que tanto le caracterizaban, su cabello rubio se encontraba algo largo y su estatura realmente había cambiado. Harry ahora era realmente alto y debía rondar el metro ochenta y siete. Estos años él había crecido notablemente, antes solía ser alto pero ahora era realmente un rascacielos en comparación con mi metro setenta.

Hacía aproximadamente cuatro años que no le veía pero eso no quitaba el hecho de que le viera constantemente en las revistas del corazón que tanto me gustaban.

Yo le seguía los pasos desde las redes y sabía lo que él había hecho con su vida. El hecho de que solía ir a orfanatos como dos veces al año a ofrecer ayuda comunitaria, las grandes donaciones que hacía para las personas sin hogar y los planes que trazaba brillantemente para mejorar la situación económica del país. Pero también sabía de sus locuras, del hecho de que parecía haberse convertido en todo lo que nunca quiso ser de niño,en un auténtico playboy. A menudo salía en revistas exhibiendo sus nuevos ligues y a la semana se descubría en la prensa el hecho de que el príncipe había estado engañando a sus parejas, muchas veces cuando estas cosas pasaban me preguntaba donde estaba Harry, mi Harry, ese que un día fue mi mejor amigo.

Lamentablemente eso aún no lo descubría. Sabía que debía estar en algún lugar ahí pero por ahora me sería difícil averiguar donde se encontraba esa parte de él, esa parte que le hacía ser, el auténtico Harry.

Sonrío lentamente a modo de disculpa sabiendo que ellos ya se habían percatado de que yo había estado espiándolos.

Pero es que no me quedó de otra cuando les vi a ellos dos juntos. Realmente me había asustado.

Pero si de algo me había servido esta conversación era el descubrir que Harry no se veía muy feliz con el hecho de que yo hubiese regresado y esto era lo que me motivaba para hacer esto que haría ahora, cosa de lo que tal vez pronto me podría arrepentir pero por ahora solo me dejaría llevar. Solo esperaba que a Dexa no se le escapara la verdad.

—Pp..p..príncipe y princesa.—finjo tartamudear y nerviosamente les hago una pequeña reverencia en señal de respeto ya que supuestamente no les conozco y nadie debe tratar de forma informal a ningún miembro de la realeza.—Mm lo...lo siento, realmente no fue mi intención haber escuchado su conversación.— me disculpo penosamente mirándoles a ambos y pasando mi mirada del uno hacia el otro.

—Descuida preciosa.—me dice con esa voz ronca seximente varonil que seguro ponía cada vez que veía a su idea de próxima conquista.

<<Si él supiera con quién estaba tratando>>

—Está bien.—le digo una vez ya estoy algo relajada.

—¿Y cómo te llamas?— me pregunta a la vez que en sus carnosos labios se ponía una hermosa sonrisa de esas tan arrebatadoramente sexys que te roban el aliento.

—Me mm...me llamo.—¿y ahora que mierda le digo? me preguntaba en mi fuero interno a la vez que miraba rápidamente a mi alrededor tratando de buscar un nombre. Seguí mirando hasta que di con un cartel.—Me llamo Savannah le digo apresuradamente. —a la vez que en mi interior le agradecía al bendito cartel de cuidemos la sabana por el haber aparecido y ayudarme con el nombre.

Una princesa para el príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora