Compañía

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Sabueso suspiró.

—¡... Adiós viejo Asano! ¡Tenga una feliz tarde! —se despidió gritando a lo lejos. Como siempre siendo el primero en irse, ese día seguía como Tsuna notó, a la vez que veía como sus pies lo llevaban en la dirección que solo sería o al Distrito Rojo o la biblioteca municipal.

Tristemente Sabueso sabía dónde terminaría.

(—Tiene peor costumbre nocturna que élites de zonas de peligro. Si sigue así no será muy alto que se diga, —Pensó, pero tambien sabiendo que la vecina del mismo se encargaría de tomar manos en la acción.

El señor, como siempre, suspiró pero ya no le reclamó por el nombre ofrecido.

Después vino la hija de civiles saliendo con mayor gracia pero entre sus manos leyendo lo que parecía una agenda del día. Sabueso rápidamente activó su habilidad y grabó todo lo que pudo llegar a leer de las palabras antes de continuar.

(... Clases privadas con Yoshino-sensei del manejo de emociones... Análisis con Meiko... M y T preparar almuerzos... Agradecer Hina por comida...)

Supuso que no sabía de ningún sello para modificar el interior de las palabras viendo que aún estaba en la Academia y no tenía una familia de Clan que pudiera ayudarle con sus estudios extracurriculares.

Pero al menos llevaba registro de lo que hacía y dejaba de hacer.

Baby steps.

—Hm, —el sonido le atrajo a la apertura de la tienda de nuevo y esta vez salió el Último Uchiha ayudando como siempre a cerrar la puerta de acero y pasar los candados a cada perilla.

Y como cada tarde, el señor le hizo entrega de cinco monedas de 100 yenes. Lo suficiente como para comprarse una comida caliente calculó Sabueso.

(Aunque no era como si dinero fuera una necesidad para el Uchiha.

Pero tristemente, Sabueso sabía que de poder cambiar todo su dinero y ahorros por un sólo deseo, el huérfano lo haría sin dudarlo.)

—¿Mañana me dices que ninguno de ustedes podrá asistir a la tienda? —preguntó por fin caminando uno al lado del otro el chico y el señor.

Sabueso los siguió caminando libre de dudas en sus ropas civiles. A veces era muy sencillo cuando nadie de generaciones nuevas sabía quién era. Siempre entre misiones. Siempre tras una máscara.

—Hm, —respondió, (¿Acaso el "hm" era un sí?)—. Tenemos el lunes un examen muy importante para nosotros así que vamos a comenzar a estudiar desde mañana, disculpe.

El señor mayor, Asano Kamizona, negó.

—Ustedes son los empleados más fieles que he tenido en mucho tiempo. Tomen el día de mañana, igual saben que ni los domingos ni lunes abro la tienda así tienen para descansar también.

En un cruce determinado ambos hombres se separaron con un ligero despido. Sabueso siguió a Sasuke hasta el conjunto de departamentos el cual sabía dónde habitaba. Y se rascó la nuca cuando lo vio entrar, sintiendo que su trabajo estaba cada día más complicado, a la vez que reducido.

.

—Ellos se quieren, —declaró en el silencio de la cocina.

Hina o pretendió que siempre había estado con ella. O era un tipo sensor que de verdad le había sentido entrar siete minutos antes a escondidas.

Le perturbaba a Sabueso que no sabía nada de ella.

Él era el único de la misión que sabía el nombre de su máscara al haber estado presente el día del accidente. Pero no sabía quién era Mantis tampoco. Todos los Ambus tipo insecto tendían a ser enviados en misiones de espionaje, secretismo y robo oculto. No eran conocidos en el sector porque era parte de su trabajo el no ser reconocidos.

A Single ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora