Segundo cambio

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13.
(A petición de más momentos team7 sale este episodio. Disfruten)

Naruto fue el primero en tener la idea. Sakura la segunda en fomentarla y Sasuke el único en sufrirla. Luego culparía al Hokage por todo lo que había sucedido, pero primero se culparía a sí mismo por haber decidido sentarse de nuevo (¿acaso nunca aprendía?) en frente del Uzumaki.

—¡Festival de armas! —chilló potentemente Naruto alzando sus brazos al aire. En sus manos estaba el mismo volante que le había entregado a Sakura y Sasuke los cuales lo veían con duda. Sasuke no sabía por qué la chica se había acercado ante el llamado de Naruto, una parte de él sospechaba que tenía que ver con esa familiaridad y entusiasmo que irradiaba. Los hacía dependientes de ella—, ¡Ánimo! Si vamos a ser shibonis lo más lógico es que sepamos sobre armas, ¿no es así? —inquirió asintiendo rápidamente.

Sakura no dudó en escanear la hoja al instante.

—Suena legítimo —fue lo primero que dijo viendo la dirección y descripción del evento. "Un mundo de armas" al rededor de las letras imágenes de Kunais, shurikens, tantos y katanas de formas que la Haruno nunca había visto dibujadas—. Conozco el lugar. Queda en la antigua biblioteca, según tengo entendido ahora lo usan como salón de fiestas.

—¿Por qué la cerraron? —Elevó una ceja Sasuke. Con su palma abierta golpeó a Naruto en el rostro cuando este trató de enterrarle su volante en su cara para que lo viera "mejor".

—¡Teme tienes que ver lo genial que es-!

—La gente del alrededor era muy ruidosa —contestó con molestia, recordando esa época al parecer. Miró al folleto y negó—. Hacían fiestas cada rato que duraban hasta el día siguiente. Muchas veces uno que otro borracho se perdía de alguna forma dentro de la biblioteca y más de una vez el olor a licor llegaba hasta los libros, ¡hasta ellos Shanaro! —gritó.

Esa había sido su biblioteca, Sakura recordaba. Había sido el sitio donde había conocido el arte de ser shinobi, se había enamorado de los libros y había conocido a la centenaria bibliotecaria que siempre sabía que recomendarle para que se mantuviera entretenida. Había sido su santuario, su mundo, su comienzo, y gracias a esas personas lo había perdido.

Sasuke por fin la vio al rostro habiendo estado pendiente en la nada todo ese tiempo. Ya no veía nadie a los ojos, no desde que sus compañeros parecían estar asustados de su mirada. Pero se había acostumbrado a hacerlo con la pelirosada y el rubio cuando estos nunca dejaron de mirarlo a la cara. A verlo a él, no a su pasado.

(No sabía en esa entonces que aunque los niños no le veían por miedo, los adultos lo hacían por incomodidad. Porque su hermano, un shinobi leal a la aldea, compañero de luchó al lado de muchos de ellos, había asesinado a todo su clan y aunque algunos temían que el pequeño hermano que había dejado atrás algún día siguiera sus pasos. La gran mayoría de los Shinobis se sentía responsables, porque un niño de catorce años no llega de la nada a decidir hacer un genocidio, y ninguno se dio cuenta de las señales hasta que fue demasiado tarde.)

—Esos bastardos— oh, es shinobi Naruto no shiboni —corrigió parpadeando—, pero sí, me parece una gran oportunidad y como es de día podemos ir sin problemas.

—Los amo muchachos —dijo de repente.

Todos hicieron silencio al instante.

De verdad.

Sakura y Sasuke parpadearon viendo como la mirada azulada de Naruto estaba cristalizada y se fijaba en ellos como si fueran preciosos, como si fueran todo lo que podía ver, como si fueran su inicio, desarrollo y final.

A Single ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora