Kiku

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Al día siguiente reunidos en la parte más trasera de un local donde Naruto fue muy bien recibido para tranquilidad del Uchiha y la Haruno. El mismo era oscuro, con sillas envueltas todas en plástico y con mesas tan amplias que una persona podría usarla como cama de desearlo, y como Sasuke se imaginaba que más de uno había usado para, y cortinas rojas como parte de la puerta de entrada.

Un lugar tal vez dudoso para niños de su edad.

Pero ellos podían estar sin problemas, y Naruto les había asegurado que hasta que no estuviera la noche en su punto más oscuro, comenzaran a ver a los empleados maquillarse y cambiarse, y oyeran sus chillidos preparando las voces de la noche. No era más que un restaurante casi inutilizado a excepción de los mismos empleados que buscaban calma y seguridad en el día.

(Como Yui le dijo siempre. No hay lugar más seguro para una rosas sin sus espinas, que en un espinal de rosas.

—Tú no me haces daño con espinas, —había contradicho Naruto haciendo pucheros.

La dama, con sus labios rojos, había sonreído.

—Mi uñas podrán ser garras de ser necesario. Mis tacones dagas. Y mi lengua veneno; solo que tú nunca las verás porque eres mi pequeño Naru-chan. Pero mi enemigos sí.

Se habían abrazado por tres minutos seguidos después.

A veces las heridas tomaban mucho tiempo en sanar.)

Sakura en algún momento se preguntó qué pensaría su madre si supiera que su hija estaba asistiendo a un burdel, a una casa de placer, casa de cambio de mascotas, donde se daban monedas por favores, já, donde se hacian de un intercambio profundo de ideas.

(Kami, necesito estar más tiempo con niñas, pensó en algún momento. Naruto le preguntó qué pasaba por su cara. Sakura sólo pudo pensar que las sillas olían a días difíciles.)

En el local fácilmente cien personas podrían entrar de pie mientras consumían y comían. Pero incluyéndoles, Sasuke no logró contar a excepción de la única cajera y de un mesero a cuatro personas.

(—¿Todo bien Sasuke?

—Hm, sí. Sólo... me preguntaba si tal vez, esa... persona habrá venido a ahogar sus penas a un sitio así. Es callado. Nadie nos mira. —Sakura le vio con pena unos segundos antes de estirar su mano sobre la mesa palmeando el brazo del Uchiha. Naruto no dijo nada, pero sí se reposó al otro lado de él como un peso muerto de apoyo—. Gracias.)

Estaban prontos a cumplir más de dos horas en el lugar. Con tres ensayos de informes de chacra redactados se permitieron descansar mientras tomaban el té que les habían ofrecido y un dango que Naruto había conseguido de la calle minutos antes. Tenían que apovechar los días libres de Asano-san, después empezarían luego del Examen final del lunes. 

(Ya se acercaba la graduación.)

—¿Que te dijo qué? —preguntó con la boca abierta el Uzumaki. Masticando con fuerza el dango.

Sin pensarlo mucho Sasuke le dio una bofetada en la nuca. Sakura le agradeció al instante.

—¡Teme!

—Modales, —le recordó. Estaban lento pero seguro trabajando la Haruno y el Uchiha en ello.

Querían un día ser capaces de mostrar a Naruto en frente de toda la aldea sin repercusiones ni problemas. Y lo querían con todo y obsesión del ramen, pero los demás no lo verían así, y por Kami que ambos no destruirían cualquier excusa que pudieran darles para denigrarlo.

—Bueno, —suspiró la chica. Haciendo uso de su peluca rubia, al igual que los otros dos de sus respectivos atuendos.

Si seguían así pronto sería tan fácil el reconocerlos fuera y dentro de su Alter ego que sería terrorífico.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2022 ⏰

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