Flores II

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Seamos Flores en el desierto,


Fuertes, crudas, pero bañadas en belleza por sobrevivir por nuestros propios medios.


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En el silencio de la tarde, las aves resonaban lejanamente en el fondo, no habían ruidos cercanos de personas pasando, vendedores ambulantes gritando, ni carros siendo arrastrados. Se creaba un ambiente parecido al de un mundo interno dentro del invernadero. Tranquilo. Calmado. Kiku tenía sus manos hasta el fondo de una maceta repleta de tierra, ambas sólo dejando ver la parte de arriba blanca de sus antebrazos. Se mantenía de cuclillas en frente de la maseta por varios minutos, buscando y arrancando con suavidad una a una de las raíces subterráneas, a veces insultaba cuando las mismas eran demasiado gruesas para las tijeras, o muy delgadas para encontrarlas con facilidad; luego cargaba con el tronco separado hasta una maceta más pequeña, la cual sería despachada a su nuevo dueño.

Ese día tenían que preparar los árboles que serían replanteados en el conjunto de los Hyugas en honor a la futura graduación de la primera hija del jefe. Kiku admitió cuando leyó la lista y supo la razón, no logró relacionar a su pequeña, tímida y temerosa compañera de clases con la Primera a heredar el título de Jefe hija de un poderoso clan.

—Pide tener un combate 'shiuo' con ella en las clases prácticas del jueves, —le aconsejó Masaki desde el suelo, donde lo habían puesto ella y Natsu a quitarle las espinas de un pedido extremadamente exagerado de rosas rojas. Las cuales por pedido del clientes tenían que estar cada una con los pétalos abiertos y con un pequeño cristal dentro de cada corazón. Natsu, quien había visto tomado el pedido y había visto su rostro de desesperación, tenía su dinero apostado en que eran rosas de "ruego por tu perdón".

—¿Shiuo? —murmuró. Afuera pudo oír el sonido del bastón de Asano-san chocando contra el piso. Debía haber despertado con dolor de rodillas, supuso—. Natsu, déjame esto a mi. Yo puedo encargarme de traspasar las que faltan. Ve afuera a ayudar a Asano-san con los clientes que acabo de escuchar el timbre sonar tres veces seguidas y hoy le duele caminar.

—¿Segura? —preguntó viéndola en duda a la vez se limpiaba las manos contra el pantalón y sacudía la camisa de la tierra que había flotado a ella.

—Sí, —movió la cabeza hacia la puerta—, ve.

Natsu asintió y trotó al comienzo del invernadero donde estaba la puerta que daba a la salida.

—¿Shiuo? —repitió dos minutos después de silencio viendo a Masa aún en el suelo.

Masa con las tijeras recortó otra flor. Tomó un cristalino, lo colocó en su centro, y tomó otra rosa.

—Es un término que utilizan ellos para pedir una pelea justa y sin ser condescendiente con el contrincante. No sé mucho más que eso pero sí que lo respetan mucho, más entre la Primera Rama —explicó.

—No creo que Hinata podría combatir condescendiente con nadie. Uno, dos, —contó antes de cargar con el joven roble hasta dejarlo en su nueva meseta. Mientras rellenaba los espacios con tierra fresca siguió hablando—. La semana pasada incluso perdió contra Ami, ella sólo tiene un buen nivel de equilibrio. Ni siquiera es buena en las actividades de resistencia, sólo tenía que dejar que se cansara y ganaba y aún así perdió. ¿Y qué es eso de Primera Rama?

El chico desde el suelo dio un suspiro lleno de cansancio. ¿Por qué lo obligaban a hablar tanto? Cuando no era amigo de ellos dos podía pasar todo el día sin decir una palabra y nadie se daba cuenta. Sólo asentía o negaba y todos quedaban contentos.

A Single ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora