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Eran casi las dos de la madrugada cuando llegaron a las afueras de Lyon. Alia encontró un hotel en la autopista y dejó el coche en el aparcamiento. Había necesitado de unos minutos en Niza para saber cómo funcionaba el deportivo de Varun. En cuanto lo averiguó, descubrió que aquella máquina plateada era un sueño.

Supo sin tener que preguntarlo que aquel era el coche más caro que había visto en su vida.

Varun se adormeció en el asiento del copiloto y Alia lo observó durante unos instantes. Los gorilas de Bobby le habían dado una buena paliza, aunque casi no le habían tocado la Alia. Si no hubiera gemido de vez en cuando, habría pensado que estaba bien. Pero lo cierto era que no conocía el alcance de sus lesiones. Y esa incertidumbre era lo que la había mantenido al volante durante las últimas cuatro horas. Cuanto más se alejarán de Bobby, mejor.

Luego podría convencer a Varun para llevarlo a un hospital. Tenía el ojo izquierdo morado, pero seguía siendo tremendamente guapo.

Se le aceleró el pulso y se regañó a sí misma por reaccionar así ante él. Tal vez Varun Khan fuera guapo, pero era arrogante e irresponsable y ella no tenía tiempo para hombres así. Estaba allí porque seguir conduciendo le había parecido lo mejor que podía hacer, sobre todo porque Varun no estaba en condiciones de hacerlo. Pero una vez que habían llegado a Lyon estaba decidida a apartarse del enigmático señor Khan. En cuanto lo hubiera llevado al médico, por supuesto.

La idea de dejarlo la incomodaba, pero apartó de sí aquel pensamiento. ¿Qué le importaba si no volvía a ver a aquel hombre?

–Varun –dijo suavemente.

Sorprendentemente, él se despertó al instante.

–¿Dónde estamos?

–En Lyon. Estoy demasiado cansada para seguir conduciendo. He pensado que podríamos reservar dos habitaciones para pasar la noche. Si me prestas el dinero, te lo devolveré en cuanto pueda.

Le resultaba desconcertante estar allí sin bolso y sin pasaporte, pero se había dejado ambas cosas en el casino cuando salieron huyendo. No había tenido tiempo para recogerlas.

–Una habitación –dijo él.

–He dicho que te devolveré el dinero.

–Es más seguro. Si Bobby nos está buscando, será mejor que estemos juntos.

Alia no podía discutir la lógica de su argumento. Pero cuando entró en el hotel pidió una habitación con dos camas. El recepcionista le dio la llave y ella fue en busca de Varun. Era más alto que ella y mucho más pesado, pero consiguieron llegar a la habitación, él apoyándose en ella. El contacto la hizo estremecerse. Era consciente de su calor, y el corazón le latió con fuerza por su cercanía.

–Lo siento –dijo Varun con la boca contra su pelo, apoyándose en ella mientras Alia metía la llave en la puerta–. Hueles de maravilla –añadió.

–Gracias, pero los cumplidos no te llevarán a ninguna parte.

–Cariño, no tienes de qué preocuparte, te lo aseguro. Por mucho que me apetezca tener sexo contigo esta noche, creo que el contacto me mataría.

La palabra «sexo» pronunciada con aquel maravilloso acento acarició los sentidos de Alia y encendió una llama en su vientre.

Alia abrió la puerta. Solo había una cama. Vaciló un instante.

Podía volver a bajar y decirle al recepcionista que había cometido un error, pero entonces tendría que dejar a Varun allí y luego ayudarlo a trasladarse a otra habitación. No podía hacerle eso en su estado.

Pareja de corazones (KHAN #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora