1. TLC | Prime Earth

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-¿Acaso te he contado antes sobre lo mucho que te amo?

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-¿Acaso te he contado antes sobre lo mucho que te amo?

Edward envuelve sus brazos alrededor de Oswald, aunque éste se extraña por el repentino comportamiento de su novio y en vez de recibirlo con más propiedad, cuestiona lo que está haciendo.

-¿A qué viene esto, Eddie?

Nygma ejerce más contacto físico con Oswald, buscando una respuesta más cariñosa mientras se acrecienta ese repentino sentimiento cariñoso en su actitud.

-¿Qué pasa, es que no puedo decirte cuánto te aprecio? -susurra Edward, y planta un pequeño beso en la mejilla de su novio.

Al instante, nota cómo la misma parte del cuerpo se ruboriza y agarran un tono leve rosado. Esto que hace Edward es sorprendentemente inusual, y sin embargo se acostumbra al instante.

Edward agarra su mano y la envuelve en la suya propia con dulzura, otorgándole calor al frío que guarda su palma.
Siente cómo su corazón bombea en su pecho mientras Nygma sigue buscando el cariño de Oswald, y empieza a ronronear como si fuera un gato, cerrando los ojos mientras reposa su cabeza en su hombro.

-¿Sabes? Hoy he tenido un buen día -prosiguió Edward, con Oswald reprimiendo un "ya lo veo" antes de que se explicara-, y cuando he entrado por la puerta de tu precioso local... Y te he visto a ti, he recordado la suerte que tengo.

El corazón de Cobblepot se iba derritiendo por cada comentario excesivamente dulce de Edward, que además le estaban encantando.

-Te queda tan bien ese traje... Bueno, en verdad, todos te quedan bien -ahora jugaba con los dedos de su mano, estrechándolos entre los suyos con un continuo y sutil movimiento-. Pero este en concreto... Resulta especialmente elegante en ti, con esos bordes tan finos en morado. Se ve genial en ti, ¿Lo sabes?

Oswald no respondió, y esperó con una leve impaciencia a que Edward siguiera hablando.

-Tenía tantas ganas de decirte que te quería. Al detenerme, y pensar en la de pocas veces que te lo he dicho, me he sentido algo mal. Debería decírtelo muchísimo más.

Oswald estaba ciertamente acostumbrado a los halagos de Edward, que soltaba casi por accidente y costumbre, normalmente sobre su forma de llevar las cosas de su local y tratar con las personas. Y aún así, esta situación se veía claramente distanciada de aquellas.

No sabía muy bien por qué, pero lo que si sabía seguro es que escuchar a Edward diciéndole que le quería era música para sus oídos. Su preciosa voz, mezclada con esas hermosas palabras, resultaban en una sensación romántica casi indescriptible.

Y ni hablar de lo bien que se sentía que alguien prestara atención a cosas tan simples a la vista, como el bordado o el color que llevaba en sus trajes, y que además realmente las apreciara y supiera cómo hacerlo de la manera correcta.

-Te amo, Ozzie.

Acabó finalmente Edward, llevando sus labios a los del otro para juntarse por un pequeño pero enternecedor momento. El corazón de Oswald estaba a punto de estallar, pero consiguió expresar sus sentimientos de la mejor manera que pudo;

-Yo también, Edward.

Y aquella frase tan simple hizo sonreír a Edward con una felicidad contagiosa.




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Riddlebird Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora