Hay un momento de nuestras vidas en el que
somos tan vulnerables que nos rompemos y no
sabemos cuándo las piezas se volverán a unir.
Así era como se sentía Elisabeth luego de pasar
un largo tiempo en una relación tóxica, hasta que llegó él y se prop...
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2020| Gran Premio de Gran Bretaña
ELISABET salió de su choche emocionada hacia la entrada principal del paddock. Vería a su hermano luego de un par de meses, que por cuestión de trabajo, de los dos, y que sus días libres no concordaban para que pudiera verlo, finalmente estaría presente en una carrera y que mejor que la que se celebra en Gran Bretaña. Saludo a las personas de seguridad enseñándoles el pase; adentrándose oficialmente al paddock rodeada de todos los motorhome. Una notificación de su teléfono la distrajo y lo próximo que supo, al subir la vista, fue que tuvo que esquivar una pelota que iba directo a cara.
-¡Oh dios, lo siento!-escucho una voz masculina mientras volvía en si. -No te vi, lo siento.
Desde que su hermano entró como piloto de fórmula uno supo que estaría rodeada de chicos guapos pero aquel era como del más allá. Sus ojos entre verdes y azules brillaban y sus facciones estaban tan marcadas que parecía que fueron creadas por algún dios griego.
-Pensé que estaba en fórmula 1 y no en un partido de fútbol.-bromeó.
-Lo siento. No te vi.-murmuró el chico apenado.
Su cuerpo se marcaba a la perfección gracias al suéter blanco con el logo de McLaren en el cuello y un mono color azul a medio abrir en el resto de su cuerpo.
-Creo que la próxima debes estar atento a tu alrededor.-sugirió con gracia.
-Eso creo.-se rascó la nuca haciendo que sus músculos se marcaran y ella no pudo evitar verlo.-No queremos que nadie salga lastimado. Soy Lando.-se presentó extendiendo su mano.
Ella sonrió y tomó su mano.
Un lindo nombre para un chico tan lindo.
-Elisabeth.-se presento.
-Fue un placer conocerte, Elisabeth.- Escuchar su nombre ser pronunciado con su acento británico hizo que sintiera una clase de mariposa en su estómago pero se limitó a sonreír.
-Fue un placer casi ser golpeada por tu pelota, Lando.-bromeó soltando su mano.
-En serio, lo siento.-se disculpó de nuevo arrepentido.
-Está bien, sigo entera.- murmuró.-nos vemos, Lando. -dijo mientras le pasaba por un lado.
-Adiós.-escuchó.
Miro hacia atrás una última vez sonriendo viendo cómo el ojiverde o ojiazul tomaba la pelota sonriendo. ¿Cómo no lo había conocido antes? Se pregunto eso hasta que llegó a la oficina principal de Red Bull en la búsqueda de su hermano.
-¡Pero si es mi Verstappen favorita!.-exclamó Christian, el director del equipo.
-No me mientas, todos sabemos que Max es tu favorito.-comento antes de abrazarlo.