VEINTIDOS

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MAX camino hacia la habitación de su hermana cuando ya era hora de irse y ella no había ido a su habitación emocionada

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MAX camino hacia la habitación de su hermana cuando ya era hora de irse y ella no había ido a su habitación emocionada. Toco la
puerta varías veces sin obtener
respuesta hasta que recordó que
tenía una llave extra de la habitación
y entró.

-Beth, ¿estás lista?-exclamó el
neerlandés emocionado.

Esa emoción se desvaneció cuando
vio un bulto en la cama que
resultaba ser su hermana bajo las
sabanas.

-¿Beth? ¿Estas bien?-pregunto
acercándose lentamente a la cama.

-¿Max?-hablo tan bajo que se
sorprendió de haberla escuchado.-¿Qué haces aquí? ¿No debería estar
en la pista?

-¿Que pasó? ¿Por qué estás así?-
ignoró sus preguntas al ver su rostro
hinchado y rojo.

-Nada, estoy bien.-mintió.

Sabía perfectamente que mentía.
Llegó hasta el borde la cama y se
sentó cerca de ella. Se deshizo de la
sabana que cubría la mitad de su
rostro y se sorprendió. Sus ojos
estaban tan inflamados que
delataban que había pasado horas
llorando.

-Beth, ¿por qué estás así? ¿Qué
pasó?-pregunto hablando con
suavidad mientras acariciaba su
rostro.

Una sonrisa amarga y triste se formó
en su rostro. Se enderezó apoyando
su espalda del respaldar de la cama
y miro los ojos azules de su
hermano.

-Lando y yo salimos a comer ayer.-comenzó a relatar,-Lo pasamos tan bien, la comida fue buena, nos reímos, incluso me dejó comprarle un helado. Pero trato de besarme y yo no pude, no pude hacerlo.-su voz se iba quebrándome a medida que las palabras salían de su boca.-No podía hacerlo sin sentirme egoísta y culpable porque él está dispuesto a todo y yo tan rota.

-No estás rota, -afirmó el ojiazul en
un murmuró.-No digas eso, no estás
rota.

-Si lo estoy, estoy rota. A Lando le
gusto y está dispuesto a tener algo
más que una amistad pero yo no
puedo. Así que no lo bese. Estaba
tan frustrado y molesto, Max, no lo
había visto así antes.-murmuró
dejando que las lágrimas recorrieran
su rostro.-Dijo que no podíamos
seguir siendo amigos porque él
quería más que eso.

-Beth no puedes culparte lo eso,
viviste una experiencia traumática y
no es fácil recuperarse de eso para
saltar al siguiente chico.

-Es que no es cualquier chico, es
Lando.-reafirmó con tristeza.-Un
asombroso chico que quiere algo que
no le puedo dar.

Su voz se terminó de quebrar y como
reflejo escondió su rostro entre sus
manos. Max no podía ver a su
hermana así. Por lo qué la abrazo
como pudo dejando que se
desahogara en su pecho.

-Estoy bien. No pasa nada. -dijo
tratando de convencerse más a ella
misma que a él.-Debes irte, tienes
que llegar a la clasificación.

-Aún tengo tiempo.-aseguró.-
Recuéstate, me quedaré contigo un
poco más.

El rubio se acostó en la cama
permitiendo que su hermana
apoyara su cabeza en su pecho y la
abrazo tratando de protegerla de sus
propios demonios, como cuando
eran niños.

Max acariciaba la melena enredada
de su hermana mientras ella lloraba,
no necesitaba verla para saber que
estaba llorando. Su respiración era
entrecortada y de vez en cuando
emitía sonidos que revelaban su
congestionada nariz.

-Lo vi, Max. Vi a Marc-aquel nombre lo lleno de tanta furia que le costaba contenerse.-Lo vi en la fiesta del 4 de julio. Llegó de la nada y sin invitación.

-Tiene tremendos huevos para
aparecer en esa fiesta.-refunfuñó.

-Me hizo darme cuenta que aún no
he sanado nada, que todos esos años
en terapia no sirvieron de nada, que
aún sigo siendo la tonta que se dejó
manipular por él.-dijo entre sollozo.-Que no he superado nada.

-No voy a permitir que ese imbecil
te haga caer de nuevo.-exclamó
sentándose en la cama, obligando a
la castaña a levantarse.-Has crecido
mucho y todos esos años en terapia
si que sirvieron de algo.-afirmó.-
Sirvieron para que volvieras a sentir
la alegría que te caracteriza y te hizo
más fuerte.

-Entonces, ¿por qué se siente como
si no he progresado nada?-soltó
rompiéndose completamente ante
su hermano.-¿Por qué entonces
siento que cada parte de mi ser está
rota y cada vez que trato de levantar
los pedazos me corto más que la vez
anterior? ¿Por qué no puedo estar
con un chico tan increíble como
Lando?

Max no encontró ninguna otra
palabra que pudiera hacer sentir
mejor a su hermana, así que
simplemente rodeó su cuerpo con
sus fuertes brazos, porque no había
nada mejor que un abrazo cuando
las palabras no servían de consuelo.

Dejó que llorara en su pecho, que se
desprendiera de todo el sufrimiento
que estaba conteniendo por dentro y
aunque le dolía verla así, no había
mucho que pudiera hacer. Ella era la
única que podría ayudarse, porque
su peor enemigo era su propia
mente

-Tienes que irte.-murmuró
deshaciendo el abrazo.-No puedes
estar aquí, te vas a perder la
clasificación.-agregó tratando de
secar sus lágrimas.

-No quiero dejarte sola.

-Estoy bien. No pasará nada.-trato
de convencerlo con una sonrisa
forzada.-Me quedaré aquí un rato
más, no quiero ver a nadie ahoro y
muchos menos a Lando. No, me
quedaré aquí.

-¿Estas segura que puedes quedarte sola?-soltó preocupado.

Asintió.

-Estoy bien, todo esta bien.

-¿Qué le dire a papá?

-Que no tenía ganas de pasar todo
el día en el paddock y si hace
muchas preguntas le dices que
podemos cenar juntos.

-Beth...

-Estoy bien, Maxi. Vete antes de
que sea más tarde.

No quería dejarla, no cuando estaba
tan débil pero debía irse. Llegaría
tarde a la práctica y a la clasificación
si no se iba en los próximos minutos.

-Haré que te suban algo de comer,
no puedes pasar todo el día sin
comer nada.-dijo levantándose de la
cama.

-No es necesario.-murmuró ella
acomodándose en la cama para
volver a acostarse.

-No te estaba preguntando, era una
orden.

Beth sonrió levemente,

-No dejes que tu mente sea más
fuerte que tú. No estás rota.-le
aseguro tomando su rostro para
besar su cien.

Asintió sin emitir palabra alguna.
Quería que él tuviera razón pero su
mente siempre le jugaría en contra y
sería la principal razón de la
existencia de todos sus demonios
pero eso era algo con lo que debía
cargar.




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YOU AND ME-Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora