Hay un momento de nuestras vidas en el que
somos tan vulnerables que nos rompemos y no
sabemos cuándo las piezas se volverán a unir.
Así era como se sentía Elisabeth luego de pasar
un largo tiempo en una relación tóxica, hasta que llegó él y se prop...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MAX camino hacia la habitación de su hermana cuando ya era hora de irse y ella no había ido a su habitación emocionada. Toco la puerta varías veces sin obtener respuesta hasta que recordó que tenía una llave extra de la habitación y entró.
-Beth, ¿estás lista?-exclamó el neerlandés emocionado.
Esa emoción se desvaneció cuando vio un bulto en la cama que resultaba ser su hermana bajo las sabanas.
-¿Beth? ¿Estas bien?-pregunto acercándose lentamente a la cama.
-¿Max?-hablo tan bajo que se sorprendió de haberla escuchado.-¿Qué haces aquí? ¿No debería estar en la pista?
-¿Que pasó? ¿Por qué estás así?- ignoró sus preguntas al ver su rostro hinchado y rojo.
-Nada, estoy bien.-mintió.
Sabía perfectamente que mentía. Llegó hasta el borde la cama y se sentó cerca de ella. Se deshizo de la sabana que cubría la mitad de su rostro y se sorprendió. Sus ojos estaban tan inflamados que delataban que había pasado horas llorando.
-Beth, ¿por qué estás así? ¿Qué pasó?-pregunto hablando con suavidad mientras acariciaba su rostro.
Una sonrisa amarga y triste se formó en su rostro. Se enderezó apoyando su espalda del respaldar de la cama y miro los ojos azules de su hermano.
-Lando y yo salimos a comer ayer.-comenzó a relatar,-Lo pasamos tan bien, la comida fue buena, nos reímos, incluso me dejó comprarle un helado. Pero trato de besarme y yo no pude, no pude hacerlo.-su voz se iba quebrándome a medida que las palabras salían de su boca.-No podía hacerlo sin sentirme egoísta y culpable porque él está dispuesto a todo y yo tan rota.
-No estás rota, -afirmó el ojiazul en un murmuró.-No digas eso, no estás rota.
-Si lo estoy, estoy rota. A Lando le gusto y está dispuesto a tener algo más que una amistad pero yo no puedo. Así que no lo bese. Estaba tan frustrado y molesto, Max, no lo había visto así antes.-murmuró dejando que las lágrimas recorrieran su rostro.-Dijo que no podíamos seguir siendo amigos porque él quería más que eso.
-Beth no puedes culparte lo eso, viviste una experiencia traumática y no es fácil recuperarse de eso para saltar al siguiente chico.
-Es que no es cualquier chico, es Lando.-reafirmó con tristeza.-Un asombroso chico que quiere algo que no le puedo dar.
Su voz se terminó de quebrar y como reflejo escondió su rostro entre sus manos. Max no podía ver a su hermana así. Por lo qué la abrazo como pudo dejando que se desahogara en su pecho.
-Estoy bien. No pasa nada. -dijo tratando de convencerse más a ella misma que a él.-Debes irte, tienes que llegar a la clasificación.
-Aún tengo tiempo.-aseguró.- Recuéstate, me quedaré contigo un poco más.
El rubio se acostó en la cama permitiendo que su hermana apoyara su cabeza en su pecho y la abrazo tratando de protegerla de sus propios demonios, como cuando eran niños.
Max acariciaba la melena enredada de su hermana mientras ella lloraba, no necesitaba verla para saber que estaba llorando. Su respiración era entrecortada y de vez en cuando emitía sonidos que revelaban su congestionada nariz.
-Lo vi, Max. Vi a Marc-aquel nombre lo lleno de tanta furia que le costaba contenerse.-Lo vi en la fiesta del 4 de julio. Llegó de la nada y sin invitación.
-Tiene tremendos huevos para aparecer en esa fiesta.-refunfuñó.
-Me hizo darme cuenta que aún no he sanado nada, que todos esos años en terapia no sirvieron de nada, que aún sigo siendo la tonta que se dejó manipular por él.-dijo entre sollozo.-Que no he superado nada.
-No voy a permitir que ese imbecil te haga caer de nuevo.-exclamó sentándose en la cama, obligando a la castaña a levantarse.-Has crecido mucho y todos esos años en terapia si que sirvieron de algo.-afirmó.- Sirvieron para que volvieras a sentir la alegría que te caracteriza y te hizo más fuerte.
-Entonces, ¿por qué se siente como si no he progresado nada?-soltó rompiéndose completamente ante su hermano.-¿Por qué entonces siento que cada parte de mi ser está rota y cada vez que trato de levantar los pedazos me corto más que la vez anterior? ¿Por qué no puedo estar con un chico tan increíble como Lando?
Max no encontró ninguna otra palabra que pudiera hacer sentir mejor a su hermana, así que simplemente rodeó su cuerpo con sus fuertes brazos, porque no había nada mejor que un abrazo cuando las palabras no servían de consuelo.
Dejó que llorara en su pecho, que se desprendiera de todo el sufrimiento que estaba conteniendo por dentro y aunque le dolía verla así, no había mucho que pudiera hacer. Ella era la única que podría ayudarse, porque su peor enemigo era su propia mente
-Tienes que irte.-murmuró deshaciendo el abrazo.-No puedes estar aquí, te vas a perder la clasificación.-agregó tratando de secar sus lágrimas.
-No quiero dejarte sola.
-Estoy bien. No pasará nada.-trato de convencerlo con una sonrisa forzada.-Me quedaré aquí un rato más, no quiero ver a nadie ahoro y muchos menos a Lando. No, me quedaré aquí.
-¿Estas segura que puedes quedarte sola?-soltó preocupado.
Asintió.
-Estoy bien, todo esta bien.
-¿Qué le dire a papá?
-Que no tenía ganas de pasar todo el día en el paddock y si hace muchas preguntas le dices que podemos cenar juntos.
-Beth...
-Estoy bien, Maxi. Vete antes de que sea más tarde.
No quería dejarla, no cuando estaba tan débil pero debía irse. Llegaría tarde a la práctica y a la clasificación si no se iba en los próximos minutos.
-Haré que te suban algo de comer, no puedes pasar todo el día sin comer nada.-dijo levantándose de la cama.
-No es necesario.-murmuró ella acomodándose en la cama para volver a acostarse.
-No te estaba preguntando, era una orden.
Beth sonrió levemente,
-No dejes que tu mente sea más fuerte que tú. No estás rota.-le aseguro tomando su rostro para besar su cien.
Asintió sin emitir palabra alguna. Quería que él tuviera razón pero su mente siempre le jugaría en contra y sería la principal razón de la existencia de todos sus demonios pero eso era algo con lo que debía cargar.