Hay un momento de nuestras vidas en el que
somos tan vulnerables que nos rompemos y no
sabemos cuándo las piezas se volverán a unir.
Así era como se sentía Elisabeth luego de pasar
un largo tiempo en una relación tóxica, hasta que llegó él y se prop...
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LA LUZ DEL SOL iluminaba la habitación haciendo que Beth soltara un gruñido con los ojos cerrados, había llegado a tierras francesas en la madrugada luego de un largo vuelo desde Los Angeles. Estaba cansada y se lamentaba no haber cerrado las cortinas antes de acostarse porque lo que menos le gustaba era despertarse con la luz del sol en su rostro. Abrió los ojos casi obligada y aunque no le gustaba despertarse así, por un momento agradeció haber dejado las cortinas abiertas porque pudo observar un poco de la hermosa ciudad de Le Castellet, los alpes de la costa azul de Francia donde se llevaría acabo la carrera aquel fin de semana. Sonrío admirando la vista en la ventana del hotel desde la cama. Era viernes y los chicos no tendrían mucho trabajo por lo que habían planeado recorrer la ciudad. Al recordar eso, la castaña se levantó de la cama con entusiasmo y se dirigió al baño para hacer sus necesidades, seguidamente abrió su maleta para sacar un vestido veraniego blanco y el resto de cosas para vestirse. Tuvo que tomar un taxi de camino al paddock lo cual la ayudó a practicar su francés porque el conductor no dejaba de sacarle conversación.
- La pequeña Verstappen quiso bendecirnos con su presencia.- murmuró George al verla.
-Hey, georgie.-lo saludo la castaña acercándose a abrazarlo.
- Es bueno verte, Beth.
-Es lindo como ustedes los británicos dicen mi nombre. -bromeó.
El ojiazul soltó una leve carcajada por el comentario de la castaña.
-Todavía no entiendo como tú y Max están relacionados.-mencionó con gracia.
-Mamá dice que es porque él se cayó cuando era recién nacido.-bromeó.
-Eso tiene sentido.-soltó el ojiazul riendo.
A Beth le encantaba llevarse bien con todos los pilotos, no solo porque era agradable sentirse en confianza con ellos sino que sentía que tenía amigos en el lugar.
-Voy a molestar un poco a mi hermano, mucha suerte en este fin, georgie.-dijo la castaña sonriente.
-Gracias, Beth. Molesta a Max por mi.
La castaña soltó una carcajada mientras caminaba alejándose del británico para dirigirse al garaje de Red Bull para hacer lo que había dicho, molestar a su hermano.
-¡Maxi!-exclamó al ver a su hermano pero su emoción se esfumó cuando lo vio con su traje y tomando su casco.-Estas usando tu traje, eso no es buena señal.
El rubio estaba por cerrar su traje cuando su hermana lo sorprendió.
-Tengo practica, y me quedan algunas entrevistas.
-¿Estas bromeando? -soltó la castaña quejándose.-Se supone que iríamos a recorrer la ciudad.
- Lo sé, pero se atraso un poco el día.-mencionó el ojiazul tomando su casco.-Cuando salga podemos hacer algo.