TREINTA Y TRES

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A ELISABETH le gustaba el vino

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A ELISABETH le gustaba el vino. No. Lo amaba y podría tomarlo siempre, pero lo que no le gustaba era la resaca luego de beber más de una botella.
Acostada y aún con los ojos cerrados, frunció el ceño al sentir el dolor de cabeza que se aproximaba, ademas las ganas intensa de tomar agua. Se removió incómoda y notó que estaba cubierta por una sábana.
No recordaba haberse tapado anoche.

Abrió los ojos confundida, reviso
debajo de las sábanas y seguía con la
misma ropa, pero su alarma de
alerta se encendió cuando sintió un
cuerpo junto a ella. Y quien más
podría ser que el chico que estaba en
sus pensamientos últimamente.
Giró la cabeza lentamente observando su rostro tranquilo y
sereno. Lucia tan tierno. Sus pestañas casi tocaban sus mejillas y su cabello estaba un bastante despeinado. No recordaba haberse dormido junto a él.
Pero lo que si recordaba era el beso.
Ese beso, sus labios, sus manos en
su cintura. Eso no podría olvidarlo,
porque ese beso se convirtió en esa
droga que no debía ingerir pero que
deseaba con todo su ser probar.
Lo observo otro par de minutos hasta que el gesto de su cara dejó de ser tranquilo y empezó a dar señales
de que estaba despertando.

-Buenos días.-susurra cuando los
párpados del británico se abren
dejando ver sus verdosos ojos.

-Buenos días.-murmuró con una
pequeña sonrisa.

-Tengo que decir que me sorprendió un poco ver que estábamos en la misma cama, pero se siente bien.-murmuró con gracia.

Lando no pudo evitarlo y soltó una
pequeña carcajada que llegó a los
oídos de la neerlandesa como
música. El se removió acomodando
la sábana que cubría su cuerpo y se
acercó un poco a ella.

No quería, pero tenía que preguntarlo, la duda lo estaba matando.

-¿Recuerdas lo qué pasó anoche?-cuestiono nervioso.

-No recuerdo cómo llegamos a la
cama, pero el resto si lo recuerdo.-
confesó conectando sus ojos miel
con lo de Lando-Desearía saber la
respuesta de qué pasa ahora, pero
no lo tengo.

No mentía, no sabía que había
significado el beso. Sabía lo que
había sentido, pero no el significado
que había tenido en su relación.
Él soltó un suspiro dándose vuelta
para mirar al techo unos segundo,
necesitaba aclarar su mente antes de
hablar. Y la resaca no lo estaba
ayudando mucho.

-No tiene que ser muy complicado,
Beth.

-No, pero que nos hayamos besado
no significa que esté lista.-confesó.-
Me gustas mucho, Landl. Es muy
obvio ahora.

-Pero...-se anticipó volteando a
verla.

-Pero aún no creo que esté lista para una relación. Todavía me queda mucho por sanar y aún no se si no me estoy metiendo en una situación donde no voy a salir herida.-murmuró, se atrevía a llevar su mano hacia su mejilla para acariciarla.-No eres tú, soy yo, mi tonta cabeza y mi corazón que no deja de pensar que puedo salir lastimada de nuevo.

YOU AND ME-Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora