V

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Luca se sentó con las piernas cruzadas en la manta y esperó a que Alberto subiera a su lado. La noche era cálida, pero el menor sentía estremecimientos de delicia. Estaban solos, como cuando eran pequeños, apartados del mundo y listos, en cierto sentido, para jugar.

–El cielo está tan limpio –susurró Alberto al saltar a su lado. –Vamos a echarnos de espaldas para mirar las estrellas como solíamos hacer.

–¿Y no hacer nada más?

Luca lo deseaba intensamente. El de ojos verdes le dio un beso en plena boca.

-Te contaré mi sueño.

-¡Estupendo! -estiró la manta bajo él y se echó en ella para mirar al firmamento-. Estrella Polar, la Osa Mayor, la Osa Menor...

Alberto estaba echado a su lado con el brazo y el muslo rozando los de Luca.

-Orion, las Siete Hermanas.

-¿Y?

-Y nada. Ésas son todas las que puedo ubicar.

-Pues yo creía que habías dado clases de astronomía.

-Aprendí algunas cosas para el examen, pero no seguí practicando. Cuéntame tu sueño.

Él se quedó en silencio por un momento. Entonces, con un leve suspiro de rendición empezó.

-A ti te habían invitado a una fiesta de Halloween y me pediste que te prestara a la yegua porque querías aparecer como Lady Godiva.

-¿Y tenía el pelo largo como ella?

-Hasta la cintura. Querías practicar sin el disfraz para ver cómo te sentías antes de ir a la fiesta, así que me pediste que te acompañara al camino del río. Montaste a pelo con una camiseta grande y holgada sin nada debajo. A mitad de camino, te quitaste la camiseta y la tiraste a los arbustos.

Luca se estremeció. Era una imagen muy sexual.

-Pero el pelo me tapaba, ¿verdad?

-No del todo. Y ya sabes cómo es el viento en el sendero, así que cuando iba detrás de ti, vi varias imágenes de lado. Estabas... estabas precioso. Y montado, así, balanceándote sobre el lomo del caballo, empezaste a excitarte.

-¿Y cómo podías saberlo?

-Tenías la piel sonrojada, la respiración más agitada y... los pezones muy erectos — Alberto lo agarró de la mano y se aclaró la garganta.

Aquello describía lo que Luca estaba sintiendo en ese mismo momento. Como el mayor no seguía, preguntó:

-¿Y te despertaste entonces?

-No.

-¿Qué pasó?

-Que tuviste un orgasmo.

-¿Qué?

-Lo que me excitó tanto que te desmonté del caballo y te hice el amor allí mismo en el suelo.

Luca no estaba seguro de quién estaba apretando más, si él a Berto o él a Luca.

-¿Fue bonito?

-Ésa no es la palabra. Fue salvaje y primitivo, sin barreras. Te mordí en el cuello y tú me clavaste las uñas en la espalda. Fue... fantástico.

-¡Uau!

Luca se preguntó qué pensaría si supiera que tenía todo el cuerpo palpitante en ese mismo instante.

Alberto le soltó la mano y se volvió de medio lado para mirarlo.

-No quiero que te asustes por ese sueño, Lu. Nunca sería así en la vida real.

Proyecto de Verano - Luca & Alberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora