Prσmєѕαѕ dєl Dєѕtinσ || Chat Noir/Adrien × Lectora

❦Papá Lobo❦

Este capítulo tendrá la misma apariencia del akumatizado original, pero la persona afectada por el akuma no será el padre de Marinette, será otro <3

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Caminé hacia mi casa luego de vencer a Gigantitan, ya casi eran las 7 de la noche y me preocupaba que mis padres ya estuvieran en casa, pues el akumatizado atacó tan de repente que no dejé ni una nota de donde estaba, ni siquiera saqué mi teléfono.

Abrí la puerta de mi casa silenciosamente—¿Dónde estabas?—oí preguntar, di un respingo por la sorpresa de ver a mi papá sentado en el sofá, mirándome preocupado y algo molesto.

—¿Y mamá?—pregunté al no verla en la sala.

—Aún no llega—respondió levantándose de su asiento—Pero no cambies el tema, ¿Dónde estabas?—volvió a preguntar con su cara reflejando preocupación.

Me puse nerviosa—¿Yo? Eh- estuve en... ¡El parque!—dije o primero que se me ocurrió—Sí, salí a despejarme, ya sabes, todas las tareas y proyectos me estresaron un poco jaja—reí para no llorar.

Mi padre me miró incrédulo—El parque está lejos y a ti no te gusta caminar más de una calle—habló sin creer en mis palabras.

Mi nerviosismo aumentó—E-es que yo- ehm... a-ahora me gusta eh- hacer ejercicio—respondí sonriendo bastante forzada y antes de que volviera a cuestionarme, caminé hacia mi habitación a paso apresurado dejándolo con la palabra en la boca.

Entré y cerré la puerta de mi habitación—Fiu—suspiré aliviada de haber salido de esa situación, caminé hacia mi cama y tomé mi teléfono encontrando llamadas perdidas de mi papá.

Aria salió de mi cabello, pues al no tener mi bolso tuvo que esconderse allí—Eso estuvo cerca—comentó mientras yo caminaba hacia mi mochila.

—Sí, debo tener una mejor excusa para la próxima—dije mientras guardaba mis libros para la clase de mañana.

Mi teléfono comenzó a sonar indicando que tenía una llamada que atender, caminé hacia él y lo tomé, sonreí al ver que era mi rubio favorito.

Sostuve el teléfono con mi hombro—Hola, Honey—saludé guardando mi mochila de la escuela, ahora quedaba alistar la de esgrima.

—Buenas noches, Darling—saludó con su típico tono encantador—¿Qué hace mi hermosa novia que suena tan estresada?—preguntó, pues me escuchaba algo afligida por la reciente conversación con mi papá.

Suspiré—Cuando llegué a casa tuve un interrogatorio—comenté guardando mi traje de esgrima en la mochila—Casi me descubren—expliqué apoyándome en el escritorio.

—Ugh, eso no suena bien—habló un tanto preocupado.

—Sí, fue difícil encontrar una excusa, me puse nerviosa y no supe que responder—conté y cerré mi mochila para dejarla sobre la silla.

—¿Te creyó?—preguntó a lo que yo negué, aunque no podía verme.

—No lo creo, parecía dudoso y-

—¿________?—habló mi papá entrando a mi habitación.

Solté el teléfono por el susto, pero logré atraparlo antes de que tocara el suelo—¡Papá!—exclamé escondiendo el teléfono detrás de mí—¿P-por qué no tocaste?—reclamé tratando de ocultar mis nervios.

—Lo siento, lo olvidé—se disculpó sonriendo apenado—Es sólo que...—se asomó tratando de ver que escondía detrás de mí—Me pareció escucharte hablar con alguien—comentó a lo que no supe que responder.