❦Félix❦

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—No sé cómo decírselo, ¿Suelto la confesión así como si nada o le meto floro?—pregunté caminando por las calles de París

Estoy en camino hacia la casa de Marinette. Hoy es el día, el día en el que le diría a Marinette que yo también amo a Adrien.

¿Estoy asustada? ¡Mucho! Incluso estoy cruzando las calles sin mirar a los lados con la esperanza de que me aplaste un carro, pero nada, la vida no tiene ganas de matarme el día de hoy.

Ahora estaba hablando con Nath y Alix en una llamada grupal, pidiendo consejos de cómo se lo diría a Marinette, había salido de mi casa con toda la decisión del mundo pero sin un plan en mente, a medio camino recién me puse a pensar en qué le diría.

—Yo digo que le metas floro—aconsejó Nath desde mi teléfono—Algo como "Marinette, di morado... ¡De tu crush me he enamorado!"—exclamó respondiéndose a si mismo.

Miré mi teléfono incrédula, esperando que mis oídos me hayan fallado—Nath, no mames, no puede decirle eso—reprochó Alix sacándole un bufido al contrario—________, se directa—aconsejó—Dile que quieres hablar con ella de algo importante, sueltas la info ¡Y ya! Simple—habló de manera sencilla.

—Ajá sí, pero no—negó Nath—Mi idea es mejor—presumió con altanería.

—Tu idea no es la más factible—opinó la pelirrosa—Sería un giro de 360° en su mundo—comentó dramatizando un poco.

—180°—corrigió Nath—Si fueran 360°, quedaría en el mismo lugar y no tendría sentido—explicó matemáticamente hablando.

—Ah—murmuró Alix—Con que por eso desaprobé matemáticas—habló comprendiendo antes de negar rápidamente—Como seas, pobre Marinette, le fallarían los cables al escuchar la información de esa manera, no seas bruto—reclamaba retomando la discusión con le pelirrojo.

—Ni siis briti—imitó el ojiturquesa.

—Nath, no me imites.

—Nith, ni mi imitis.

—¡Yo no hablo así!

—¡Yi ni hibli isí!

—Ustedes dos, mátense en otro lado—me quejé, mis nervios aumentaron al ver que ya estaba frente a la panadería de los Dupain—Ya llegué, que pase lo que tenga que pasar, ¡Ahí te voy San Pedro!—hablé haciendo una señal de cruz frente a mi rostro—¡Deséenme suerte!—pedí respirando profundamente.

—¡Suerte!—exclamaron al mismo tiempo antes de dar por finalizada la llamada.

Miré la puerta y asentí decidida—Yo puedo, yo puedo—me motivé entrando en el lugar.

La campanita sonó indicando un nuevo cliente; me encontré con la señora Sabine, quien estaba organizando la caja registradora, ella levantó la mirada al escuchar la campanita y sonrió al verme.

—Oh, _________, que gusto me da de verte—sinceró cerrando la caja—Hace un tiempo que no pasabas por aquí—sonrió apoyándose en la mesa.

Sonreí algo apenada—Sí, eh a mí también me da gusto de verla—comenté frotando mi nuca por la inquietud—¿E-está Marinette?—pregunté apartando la mirada de la suya.

—Sí, está en su habitación—señaló hacia arriba—Pasa, le dará gusto de verte—afirmó dirigiéndose a la vitrina—Ten, invita la casa—sonrió extendiéndome un par de macarrons.

Vi la sonrisa radiante y amable que siempre llevaba en el rostro; así que, con toda la culpa que sentía, tomé los dulces y agradecí por ellos para luego ir hacia la habitación de Marinette.

Prσmєѕαѕ dєl Dєѕtinσ || Chat Noir/Adrien × LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora