— Gracias — dijo con los labios pegados en el dorso de mi mano.
Y ahí iba mi corazón desbocado, una vez más.
Retire mi mano de su contacto muy nerviosa. Mary nos miró de hito en hito, primero a Finn y luego a mí. Me aclaré la garganta y dije — Ahora, voy a necesitarte Mary.
Ella alzó las cejas con sorpresa mientras Finn frunció el seño, ¿Tendrá así naturalmente su cara?.
— Te voy a enseñar a ver el rostro de una persona con tus manos.
Finn apretó el bastón ansiosamente mientras yo lo ayudaba a sentarse al pie de la cama.
Me quité un converse y lo dejé en el lugar donde quité el banquillo el banquillo del escritorio. Solo para recordar el lugar exacto y volver a acomodarlo ahí.
Mary soltó una risita divertida y me ruboricé lentamente.
Coloque el banquillo y lo deje frente a Finn.
— Siéntate por favor, Mary.
Ella se sentó frente a su hijo quedando cara a cara.
Me paré junto a ellos y dije — Finn, vas a recorrer su rostro con tus manos y vas a describir sus facciones. ¿Crees que puedas hacerlo?.
Arrugó la nariz un poco.
— Pero no servirá de nada porque ya conozco el rostro de mi madre — Observo él.
Hice una mueca.
Tenía razón. Tenía que ser alguien a quien no conociera.
— ¿Por qué no tomas mi lugar? — Sugirió Mary.
Abrí los ojos como platos d la sorpresa y titubeé.
Mary se levanto del banquillo y me hizo sentarme sin que tuviera tiempo para protestar.
— Finn puede hacerlo contigo y describirte hacia mí. Yo le diré si es correcta la descripción que me dé — propuso Mary parándose justo donde yo me encontraba.
Me desvené el cerebro intentando intentando encontrar una buena excusa; un buen motivo para no ser yo la que tuviera que estar cerca de aquel chico tan extraño pero no lo encontré.
Miré a Finn y dije en voz baja — Esta bien.
Él elevó ambas manos con lentitud y las puso sobre mis mejillas con delicadeza. El simple toque hizo que la piel se me pusiera de gallina.
Sus manos eran cálidas y grandes. Sentí mi corazón acelerarse y cerré los ojos con fuerza intentando tranquilizarme. Deslizó su mano derecha por mi mejilla hacia abajo y su meñique me acaricio aquel punto en el que la mandíbula se une con el cuello. Me estremecí por completo y apreté los puños no intentando hacer algún ruido extraño y desconcentrarlo.
Deslizó su mano hacia arriba y rozó mi oreja. Posicionó su mano de mi nuca. Su pulgar me rozaba un costado del rostro y el resto de su mano en mi cuello. Me sostuvo con firmeza mientras con la otra mano examinaba mi rostro.
Contuve la respiración mientras las yemas de sus dedos bordearon mis labios, mi nariz, mis pómulos, mi mandíbula, mi frente..., sonrió al tener que alejar dos mechones de cabello de mi frente y siguió su recorrido por mi sien.
Sentí sus dedos cerca de mis ojos y los cerré. Segundos después, los sentí sobre mis párpados cerrados.
— Sus ojos son grandes — comenzó a hablar con la voz más ronca de lo normal — Tiene pestañas largas, nariz pequeña, labios gruesos pero pequeños, pómulos marcados y la mandíbula fina.
Mary abrió los ojos sorprendida — Así es.
Finn sonrió.
Su mano se deslizó fuera de mi nuca. Su toque había sido eliminado y pude respirar con naturalidad de nuevo. Finn parecía satisfecho con el mismo.
El resto de la tarde la pasamos dándole objetos sin decirle que eran para que él, con el tacto, lo descubriera. Se frustraba con mucha facilidad al no reconocer los objetos al primer intento pero, tras varias rabietas, comenzó a acertar con rapidez.
Eran casi las nueve de la noche cuando decidí dejarlo por ése día.
— Terminamos por hoy — anuncié con una sonrisa cansada. Miré el reloj y recordé mi tarea de química. No iba a dormir esta noche.
— ¿Vendrás mañana? —pregunto Finn poniéndose de pie aferrado al bastón blanco.
— Si, pero será más tarde ¿Esta bien?.
— Bien — Finn me sonrió amablemente y apreté su mano.
— Descansa.
— Gracias — mostró una sonrisa tímida.
Sonreí y baje las escaleras con rapidez. Al pie de la puerta, se encontraba Mary esperándome.
— Muchas gracias, __________ — apretó mi mano.
— No hay de que — le regrese el gesto.
Vi que intento sacar un par de billetes de su monedero y abrí los ojos como platos.
— Toma — dijo — No es mucho pero...
—¡No, no y no! — alce las manos a la altura de mis hombros — No puedo aceptarlo.
— ¿Como no vas a aceptarlo? Toma — pregunto extendiendo el dinero hacia mi.
— No, Mary. Lo hago con mucho gusto de verdad — negue cin la cabeza.
—Pero...
— Sin ningún "pero". Lo hago porque me nace hacerlo.
Mary, sin decir una palabra, se me echó en los brazos tomándome por sorpresa.
— ¡Gracias, ___________!, ¡Muchas gracias! — sollozo.
Se me formó un nudo en la garganta mientras correspondía si abrazo.
Mary era una mujer que amaba a su hijo más que a nada en este mundo y podía notarlo. Era la clase de mujer que daría todo por su hijo.
Tome el autobús rumbo a casa y aquella noche, fue la primera noche que soñé con sus hermosos ojos cafes brillantes. Fue la primera noche que soñé con Finn.
ESTÁS LEYENDO
Though I can't see you || Finn Wolfhard Y Tu ||
Fiksi Penggemar"-No puedo ir al baño solo por mi cuenta, no puedo vestirme, no puedo caminar sin caerme. No puedo hacer nada...- Su voz parecía haberse quebrado pero cuando alzó la vista, solo pude ver sus ojos sin vida vidriosos -Vete. - Yo puedo ayudarte -Murmur...