Capítulo 13

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TRISTAN

(Parte Dos)

No solo era yo la que tenía pensamientos sucios sobre la persona desconocida frente a mí. Claro que él se esforzaba más por ignorar aquellas escenas perversas en su cabeza.

—Tengo algo muy importante qué decirle, señor Teach —dije, aún pegada a la puerta. Me sentía en paz... calmada en su compañía, vulnerable incluso.

—Ya dime qué es lo que ocultas, mujer —demandó y retrocedió un paso, luego me dió la espalda; evitaba el contacto visual—. ¿Qué es lo que...?

—Lo siento —le interrumpí. Mi expresión se había suavizado, convirtiéndose casi en una de súplica—. Estabas... muriendo y tomé una decisión.

—Nadie sobrevive a la Peste Negra. —Su tono de voz era frío y acusatorio mientras me miraba fijamente—. ¿Cómo es que yo sí?

Suspiré mientras lo ví tomar asiento en la borda de la cama. Di unos pasos para quedar en frente de él.

—¿No recuerdas... cómo se infectó tu nave? —pregunté de brazos cruzados—. ¿Tu tripulación...?

—Vagamente. —Bajó más la voz y la relentizó—. Todo sucedió muy rápido. —Empezó a recordar—. Para cuando nos dimos cuenta, ya más de la mitad estaban contagiados. Unos murieron más rápido que otros. Pero, hay algo que sí recuerdo muy bien... —Sé volvió a poner de pie—. Esos ojos. —Se aproximó hacia mí y estiró el brazo, pero al final, nunca rozó mi mejilla como parecía que iba a hacerlo, en cambio, solo cerró el puño—. Esos ojos diabólicos que me tientan de solo mirarlos. —Apretó los labios mientras bajaba el brazo—. Deja de hacer eso.

—No estoy haciendo nada, ¿prefieres que no te mire entonces?

—¡No... te atrevas a dejar de mirarme! —exclamó, casi como una orden.

Él estaba tan confundido qué incluso me parecía gracioso, así que la comisura de mis labios se estiró.

—¿Recuerdas alguna otra cosa? —me subí al buró.

—Nada a parte de tu rostro. ¿Qué tipo de... religión es esa? Beber sangre humana... —Negó con burla e incredulidad.

—¿Así que eso piensas? —Reí—. Interesante... pero, te equivocas. Yo nací de esta forma.

—No lo... —«No lo entiendo», quería decir.

—¿Sientes algo... a parte de la sed?

—Sí. —Asintió—. Mi vista... —Sacudió la cabeza—. De repente mi vista...

—¿Qué más?

—Mis dientes... siento que me golpearon en la cara varias veces con un ladrillo. —Esta vez no pude evitar soltar una risa—. ¡¿Esto te divierte?!

Apretó la mandíbula aún con su dolor se acercó a la pared para remover su daga, dándome una mirada muda de reproche.

—El dolor se irá, Tristan Teach. La incomodidad se irá también.

—¡¿Cuándo?!

—Mira, yo sé que lo arruiné. —Me coloqué la mano en el pecho—. Pude haberte salvado sin condenarte a... una vida eterna. —Hundió las cejas—. Tomé la decisión equivocada, lo admito, pero estoy dispuesta a aceptar la responsabilidad.

Él resopló.

—¡Con cada palabras que sueltas sólo me confundes más!

—De acuerdo... de acuerdo. —Me acerqué a él pensando en las plabaras correctas—. ¿Has oído hablar de vampiros?

ATHENA © | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora