Antes de que volvieran a ver al Avatar, nadie creía en él.
Después de más de cien años sin un avistamiento de su parte, es comprensible dudar de que alguna vez existió, que estuvo presente entre ellos y caminó por los mismos lugares por los que ellos lo hacían. Su persona era tan solo un mito y su existencia una ilusión de la que nadie estaba seguro, porque si es que de verdad alguna vez había existido, era un ser cruel que los dejó desamparados cuando más lo necesitaban —en las garras de la Nación del Fuego y sus máquinas de acero gigantes—. Preferían creer que jamás existió porque hacer lo contrario era confirmar que no era aquel que sus ancestros le dijeron.
Pero había que mantener la esperanza, por lo que solo les quedaba esperar y soportar cada día. Se arropaban en las noches y caminaban por las colonias sin mirar a los soldados a los ojos por temor a ser intimidados. Algún día todo terminaría (con la piel de ellos quemados hasta no queda más que músculo a la vista y piel carcomida o con la Nación de Fuego en ruinas), así que solo les oraban a los espíritus por un poco más de fortaleza, para que los amparen una vez crucen el portal.
A Xia le había importado una mierda esos asuntos.
Desde el Avatar, hasta los espíritus. Ninguno de ellos ha hecho algo por ella como para que ahora los venere o le interese. Estaba bien sin el Avatar pululando por el mundo y estaba más que bien sin la presencia de espíritus caprichosos que quieren oraciones y respeto. Su padre le enseñó a orar, a encender los inciensos de forma correcta y tocar el suelo con la frente. Su madre le contó historias de los primeros maestros fuego, en el tiempo en el que quizá había esperanza de que ella también pudiera manejar aquel elemento que sus padres tan bien conocían y del cual el mundo entero temía. Los espíritus están siempre con uno y los protege. Xia no tiene más cinco años y cree que es una mentira ridícula; su padre fue asesinado en batalla y no lo protegieron; su madre fue consumida por el fuego y tampoco la protegieron.
Por lo tanto, tampoco la protegieron a ella.
Tiene pensamientos de civil amargada por lo que no dice lo que piensa. Los maestros se levantan cuando el sol sale y oran llegada el atardecer. Jamás tiene ganas de orar, pero aun así se pone en posición frente pergaminos viejos, cierra los ojos y medita. Los demás hacen lo mismo, transmitiendo sus deseos a aquellos habitantes del Mundo Espiritual. Le oran a Agni por ayuda y no siente en su corazón ninguna de las palabras.
Es antes de la captura del Avatar en la Fortaleza Pohuai que, su perspectiva, se rompe un poco.
(pero no mucho, jamás al extremo; se rehúsa a estar equivocada).
(«¿Quieres terminar igual que tu padre? Sigue así»).
Las plantas de los pies le hincan con cada pisada que da y las ramas, hojas y hierba muerta se le pegan a la ropa que ha robado en el pueblo anterior; la última vez que se dio un baño fue dos días atrás en uno de los muchos riachuelos sin nombre que tiene el noroeste del Reino Tierra y, después de tener que comer pescado frito y ardillas-conejo para el almuerzo, se siente un poco enojada. No ha transcurrido ni una semana desde que salió de la fortaleza y ya quiere regresar.
(«¿Quieres ser igual que tu padre? Camina recto a la batalla.
Directo a tu ejecución»).
Dar media vuelta y dirigirse por el camino por el que fue parece ser la salida fácil, pero a la larga sería el que peores consecuencias traería. No solo es el muy probable castigo de parte del coronel Shinu, sino que es, más que nada, el pensamiento incesante que la perseguirá hasta morir al no haber entregado el pergamino al general Mak. Todas las misiones son importantes, pero esta aún más. No sabe el contenido del pergamino, pero es consciente de la necesidad de que llegue a las manos correctas, después de todo, las misiones en solitario están las usan para entrega de información encubierta. La entrega de ese pergamino es la tercera misión que tiene de esa clase, por lo que tener que dormir en la base de árboles con la paranoia de mirar siempre por sobre el hombro es algo que ya adquirió. El coronel Shinu le parece un tremendo idiota con problemas de alcohol, pero es la figura de autoridad más alta en el lugar donde ella vive por lo que decepcionarlo no es una opción.
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debajo del arrebol ━zuko [ATLA]
FanfictionHIATUS (desde diciembre de 2021) ❛El problema no era que Xia disparara a gente sin sentir compasión o que se comportara peor que un pirata molesto, para nada, si es que ella lo pregunta; el problema principal era que tenía ojos negros como obsidiana...