CAPITULO 4

110 22 0
                                    

Mientras estoy en mi celda, acostado en mi camarote, espero el ataque del que me habló Jaehyun.

Estúpido, es así como lo veo.

Hay tres guardias de seguridad fuera de mi celda, y en los seis años que he estado aquí la mitad de los reclusos me tienen miedo, mientras que la otra mitad, me alaba. No corro ningún tipo de peligro.

Haechan me enseñó a pelear, no soy el mismo chico frágil de hace seis años que se echaba a llorar.

Me cuesta mantener mis ojos abiertos, es por eso que los cierro aun sintiendo que no debo hacerlo.

Un fuerte golpe en mi cabeza me despierta en vez de hacer todo lo contrario. El mareo se intensifica más, provocándome que mi visión se torne borrosa.

El chorro de sangre que sale seguramente de mi cabeza me alarma.

―¡A...Ayuda!

―Nadie puede oírte―La voz de un hombre―Más te vale que no te mueras, las instrucciones han sido claras, y tengo un mensaje para ti.

Se acerca a mi oído, intento forcejear con él, pero me da un puñetazo en mi estómago, sacando todo el aire de mis pulmones.

―Quieto―Me ordena y aunque no quiera, el dolor no me deja hacer otra cosa―Tengo un mensaje del más allá: No intentes hacer nada cuando salgas de aquí, no metas las narices donde te la pueden quemar. Te salvaste una vez, no te salvarás de la segunda. El círculo no da segundas oportunidades... déjalo ir. No querrás acabar como tu marido.

El hombre quita su mano de mi rostro, escucho la alarma de emergencias y otros reclusos intentan ayudarme, pero es en vano.

El golpe en la cabeza ha sido fuerte que me cuesta mantenerme despierto.

Me doy por vencido mientras sigo sintiendo la sangre correr por toda mi nuca y espalda.

―¡Ayuda! ¡Alguien que haga algo! ¡Va a morir! ¡Jaemin!

No aguantaba más, cerré los ojos esperando que sucediera algo, pero me invadió un sentimiento de impotencia y rompí en llanto, me tiré a lo que llamaba cama resignado, pues era una tontería, nada pasaría, esas cosas sobrenaturales sólo sucedían en las películas, los libros y los cuentos de hadas.

Abrí los ojos, limpié las lágrimas amargas que resbalaban lentamente por mis mejillas, me levanté con un ímpetu inquebrantable y corrí hasta la sala, me paré en frente de una foto familiar que había decorado por años aquella pared sin vida.

Y con la mirada fija en el rostro del hombre al que amaba y que mintió, susurré:

—No puedo más con este dolor, sin ti la vida no es vida. ¿Por qué te fuiste, Renjun? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Estabas aprendiendo a amarme de nuevo. ¿Nunca dejaste de amarme? ¿Cierto?

Pasaron diez minutos, pero para mí parecieron horas, si algo necesitaba en ese momento era que el tiempo me salvara, o me matara. En este caso, me mataba lentamente, pues un sinnúmero de pastillas que me había tomado horas antes empezaban a hacer efecto. Sentí como el veneno corría por mis venas, me mordí el labio en señal de dolor y me concentré en respirar... me tranquilizó, pues la suerte ya estaba echada.

Volví a mirar aquella foto y casi sin fuerzas susurré:

—¡Te amo! Sólo quiero abrazarte. Voy a reunirme contigo, Renjun. Perdón por la tardanza, perdón por no haber tenido el valor de hacerlo antes.

Cerré mis ojos y me sumergí en un sueño eterno. Morí irónicamente de tristeza, pero feliz...porque por fin vería de nuevo a Renjun. Volví a morir de nuevo una y otra vez, al darme cuenta que solamente estaba soñando.

Ahora después de despertar. Era momento de vengarme.

Mi venganza está a punto de comenzar...



⇝ⓀⓊⓇⓄ⇜

𒉽𝚂𝙲𝙴𝙻𝙴𝚂𝚃𝚄𝚂𒉽|| ᴺᴼᴹᴵᴺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora