𒉽𝚂𝙲𝙴𝙻𝙴𝚂𝚃𝚄𝚂𒉽|| ᴺᴼᴹᴵᴺ

CAPITULO 7

Ahora

Un criminal Liberado.

Al fin libre.

Y mi pequeño extiende sus brazos hacia mí. Es increíble que todavía me recuerde.

Yuna ha insistido en que lo haga. Desde que di a luz ella ha sido como su madre, aunque se empeñe en lo contrario.

No fue fácil dar a luz en prisión. Pero era lo único que me mantenía vivo. Ni las golpizas ni la depresión y desesperación pudiesen evitar que me convirtiera en padre.

Ahora Minhee tiene seis.

Cada año que cumplía mi hijo, era un año más en prisión y cada vez me sentía más lejos de merecer que me visitase.

Desde que di a luz solo me permitieron estar con él para alimentarlo y que sienta mi amor, así fueron las siguientes semanas, hasta que la visitas eran controladas y mi hijo por fin pudo crecer lejos del infierno en el que me encontraba.

—¡papi! —Emocionado llega hacia mí y me abraza con todas sus fuerzas.

—Mi amor.

La nostalgia, la felicidad y la vida regresan a nublar mi juicio y me encuentro de rodillas y con lágrimas en los ojos abrazando a mi hijo Minhee.

Ojalá pudiera haberle dicho a Renjun que estaba en espera. Pero murió antes de poder darle la noticia.

No hay momento en el que no deje de culparme de que quizás si lo hubiese sabido antes, él no hubiera trazado un plan contra el círculo y solo tal vez, hubiese vivido y yo jamás hubiera perdido seis años sin ver crecer a Minhee y sin ser felices los tres juntos como una verdadera familia.

Pero eso es un sueño lejano. Me he perdido seis años. No pienso perder más.

Veo a mi hermana asomarse y con lágrimas en los ojos me sonríe.

Ha hecho un gran trabajo con él. Y se ha encargado de que mi hijo siempre me recuerde.

—Papi te extrañé —pronuncia con dulzura. Le tomo su pequeño rostro y lo lleno de besos. Sus ojos son como los míos.

Tiene pocos, casi nulos rasgos de su padre.

— Papi también te ha extrañado, mi pequeño.

Tengo que dejar de sentir dolor y culpa cada vez que veo los ojos de mi hijo. Dolor porque Renjun no pudo conocer lo maravilloso que es nuestro hijo.

— Minhee cariño, abajo en la cocina te espera una copa de tu helado favorito.

—Vamos, pequeño Minhee —Le dice Haechan. Lo toma de la mano y sale con él de la habitación.

Cuando mi hijo se va, mi hermana se sienta a mi lado. Sé que espera una explicación de mi parte, pero es mejor que no sepa toda la historia.

—Así que Renjun te dejó una gran fortuna por su adicción al juego.

La mentira que Renjun intentó hacer que creyera al menos alguien sí la cree. Todo sea por mantenerla a salvo.

—Sí. Pero eso ya terminó. Minhee me necesita. Haz hecho un gran trabajo con él, no sé cómo agradecerte. Te merece más que a mí, has sido como su madre.

—No se te ocurra decirme eso, Jaemin. Minhee sabe, siempre ha sabido que eres su padre y yo su tía, estos seis años no ha hecho más que preguntar cuándo su padre regresará a casa. Estás aquí ahora, y estoy yo. Todo estará bien.

Ojalá pudiera ser tan fácil.

Le regalo una sonrisa llena de esperanza. Es para lo único que tengo fuerzas ahora.

Mayo 13.

Querido Jaemin,

Supongo que el tiempo no ha curado mi ausencia, te conozco y sé que has tardado mucho en leer esta carta.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero espero que al leer esto tu dolor sea un poco menos.

Dirás qué idiota.

Quiero pensar y creer que estás bien. Qué mi muerte no fue en vano.

Perdóname.

En esta carta no sé qué decir...

Siempre tuyo,

H.R.

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