Quizás todo es demasiado bueno para ser real; Camilo sabía eso perfectamente y lo tuvo que aprender de la peor manera.
Una profecía, un sacrificio y una separación era lo que le esperaba a la hermosa pareja de amigos que crecieron con tanto amor en...
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Eres mi cielo y mi infierno; en ambos me gustas, en ambos te quiero.
Carolina estaba en las nubes sintiendo todo su cuerpo rodeado de calidez y suavidad, no sabía cuanto tiempo había pasado ni tenía en cuenta en donde estaba; solo quería seguir durmiendo un poco más. Sin embargo un ligero aroma delicioso de comida recién hecha le cosquilleó su nariz, como diciendo "Despierta...es hora de cenar".
Rendida la muchacha abrió sus ojos lentamente, acostumbrándose a algunas luces de vela que se hallaban en la mesita de noche de la habitación de Camilo.
Por otro lado...nuestro bello moreno se encontraba durmiendo plácidamente al lado de la joven, abrazándola por la cintura.
«Lo de cargarme si me quedaba dormida era una broma, Cam». Pensó ella acariciando los preciosos rizos de su mejor amigo.
— Adoro que me acaricies el cabello — Murmuró él apenas despertando.
— Buenas noches bello durmiente.
Camilo se sentó sobre su cama somnoliento mientras se estiraba, unos segundos después preguntó:
— ¿Dormiste bien?
— Mejor que en mucho tiempo, pero pudiste despertarm...
— Eres un tronco Caro — Interrumpió el divertido —. No pude despertarte aunque lo intenté varias ve...
— ¡Ay ajá! Eso no es cierto Cam — Refutó ella dándole un leve golpe en el brazo a su amigo.
Lo cierto era que él no quiso despertarla, pues sabía que también trabajaba muy duro y quería que descanse. Él moreno encantado la llevó hasta su casa, ahí no tendría interrupciones ni labores y podrían ambos dormir un poco, lo necesitaban.
— Quería que durmieras un poco más — Comentó con alivio —. Vamos, te llevo a casa antes de que tu mamá se preocupe por ti.
Toc, toc....
— Camilín — Llamó Dolores al otro lado de la puerta —. Es hora de cenar.
— ¡En seguida voy!
— Carito también está invitada — Comentó pícara, retirándose alegre.
— A ella no se le escapaba nada.
Ambos jóvenes rieron poniéndose de pie para bajar. Caro se arreglaba el cabello para estar presentable y Camilo se ponía otra ruana, ya que la muchacha seguía con la anterior.
Bajaron las escaleras hasta la cocina, donde ya estaba toda la familia Madrigal esperándolos.
— ¡Pero que bonitos! — Chilló Mirabel al verlos llegar —. Parecen una hermosa pareja.
Eso era notorio al estar ambos con ruanas amarillas, ambos se veían adorables y no era para menos.
— Buenas noches a todos — Saludó Carolina acercándose, educada como de costumbre.