XXI. Súplicas

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El pasado muere, el presente vive, el recuerdo queda y la vida sigue

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El pasado muere, el presente vive, el recuerdo queda y la vida sigue.


Entre risas y bromas ambos salieron de la escuela después de un maravilloso día de trabajo mientras que sus pequeños estudiantes se despedían animosos de sus grandiosos maestros.

— Nos vemos el miércoles mis pequeñas estrellitas — Comentó Daniela sonriente.

— Estás mejorando mucho Pepe — Se oyó decir a Camilo felicitando a otro de sus estudiantes —. Tienes mucho talento.

El niño agradeció en un abrazo corto al moreno y se marchó feliz a su hogar con el resto de sus amigos.

— Los niños te adoran, ¿Cuál es tu secreto, Madrigal? — Regañó bromista la ojimiel.

— Lo mismo digo, Gonzales. Tienes a los mocosos embobados, hasta diría que se han enamorado de tí — Respondió con diversión para luego reir junto a Daniela —. ¿Te acompaño a casa?

Ella negó con su índice y contestó:

— Hoy no Cami, tengo que ir a otro lado primero.

— ¿A dónde? — Curiosió recibiendo una mirada obvia de parte de su amiga y entendiendo —. Oh...

— Pero si quieres acompañarm...

— No — Espetó con voz seca.

Dani suspiró con pesadez, nunca podría lograr que él fuera a la panadería. Terminó por aceptar la cortante decisión del pecoso y se acercó para darle un corto beso en la mejilla de despedida.

— Cambia esa cara Camilo, te saldrán arrugas y te pondrás todo feo — Bromeó para cambiar los ánimos del muchacho.

El exhaló levemente para calmarse mientras cambiaba el seño fruncido por una cálida sonrisa que le dedicó a la pelirroja.

Poco después ambos tomaron direcciones opuestas mientras que el bello atardecer le daba la bienvenida a Daniela por los caminos de Encanto.

Se sumió en su mar de pensamientos mientras llegaba a "Mi Dulce Corazón". No importaba cuanto lo intente, él jamás la acompañaría a ese lugar, ni a ningún otro que terminara por relacionarlo con ella.

La campana del lugar sonó al entrar y fue recibida por quien estaba pensando.

— ¡Dani! — Saludó alegre su buena amiga.

— ¡Caro!

Cariñosas y felices se dieron un gran abrazo que duró lo suficiente para que la pelirroja note el suave aroma a miel y cacao que desprendía Carolina.

— Siempre que vengo eres un dulce desastre  — Bromeó Dani al separarse, notando como la otra joven tenía restos de azucar en polvo en su mejilla, frente y cabello.

De Ti Encantado | Camilo Madrigal y Tú | WriterShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora