Dash.Pasó una semana desde la última vez que había visto a Layla. Esa semana se convirtió en un total caos para mí, la desaparición de Anna me había traído demasiados problemas inesperados y la relación con mi padre se había quebrantado mucho más.
»Nos encontrábamos en la sala de estar mi padre, mi madre y yo. — ¿En que estabas pensando, Berlot? —exclamó papá. Agaché la cabeza porque su dura expresión ya me había visualizado como el culpable.
—Sabias que Blake Andrews había llegado al pueblo y no me informaste de ello—sentenció. Mi madre esta vez no tenía ningún argumento para defenderme o llevarle la contraria a su esposo—, ¡Tuviste que esperar a que desapareciera una persona ¿no?!—me reprochó.
Así era como Gabriel Berlot me manipulaba siempre, haciéndome sentir culpable y reprochándome cada error que cometía. Comenzaba a creer que tenía razón y que había sido mi culpa.
—Contesta, hijo. —dijo mamá.
—Lo siento—expresé y mi padre reaccionó de inmediato—. ¿Lo siento? Ese es tu gran excusa para el error que cometiste.
—Gabriel, relájate por favor—intervino mi madre.
—No, Dania. Esta vez no voy a dejar que salves a nuestro hijo de sus responsabilidades—dijo papá mirándola fijamente.
Ya sabía que mi padre pensaba lo peor de mí cuando se trataba de la maldición de ser un Berlot, tener unas jodidas alas en la espalda y ser una de las familias líderes de la zona era la maldición de llevar el apellido. Siempre habría querido evadir todo eso que era, quise ser alguien normal, quería ser un humano común y corriente como la mayoría en Skyville, pero para mí mala suerte era algo imposible y mucho más cuando se trataba del hijo del arcángel Gabriel Berlot.
« ¡Maldición! Discúlpame, Dios».
—Madre, no tienes que abogar por mí. No tiene caso—manifesté mientras me levantaba del sillón donde estaba sentado—. Al fin y al cabo siempre seré un inútil frente al señor Gabriel y su estúpido consejo.
Papá quiso intervenir pero no lo hizo. —Si tú quieres hacerme culpable, hazlo—sentencie mirando a papá—. Me importa una mierda lo que hagan conmigo, pero no me van a prohibir ayudar a encontrar a Anna.
—Tú no te meterás más en estos asuntos—dijo papá.
—No queremos que las cosas empeoren, Dash. —habló mamá.
Intenté debatir pero cuando abrí la boca para decir algo mi padre tuvo la palabra final— ¡Hoy iras con nosotros a la reunión del consejo y te atendrás a las consecuencias!—con un fuerte tono de voz terminó su frase.
Termine yéndome de la casa con mis padres repitiendo mi nombre para que me detuviera, salí y lo primero que hice fue mirar al cielo y ver cómo una lluvia repentina comenzaba a caer en el pueblo. Me eché a correr rumbo al bosque, necesitaba distraerme y drenar toda la ira que venía acumulando desde hace días, ya que a mi padre no le bastaba con despreciarme sino que también debía humillarme delante de todos en el maldito consejo.
Cuando llegué y caminaba entre los árboles no me quedaba más que gritar:
— ¡¿Por qué a mí?! ¡¿Por qué no pudiste elegir a otro ser?!
La lluvia se volvió más tormentosa y pude escuchar los pasos de alguien corriendo a cierta distancia de donde estaba, me alerté y empecé a correr en dirección a donde los había percibido, me detuve unos minutos después y pude ver quien era la que corría.
—Layla.
Estaba tirada en el suelo y se notaba asustada, no dude ni un segundo en correr hacia ella.
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ANGEL BABY.
ParanormalLayla, vive en un pueblo llamado Skyville, donde existen rumores de que cosas un poco extrañas pasan en el frondoso bosque que lo rodea. Su vecino de hace algunos años, Dash Berlot, era un misterio latente para ella, y mirarlo desde la ventana de su...