Blake.—No me lo puedo creer—golpeé la pared con fuerza—. ¿Que carajos te pasa imbécil?—me rebatí.
Respiraba agitadamente y necesitaba calmarme.
—Layla ya ha aceptado a la princesa del infierno, lo estás haciendo bien, Berlot no podrá detenerte ahora—suspiré—. Lo tienes todo a tu favor.
Caí sentado en mi sofá.
—Pero ella puede salir lastimada—mi mirada se centro en el techo mientras pensaba—. ¿Y si algo sale mal?
Algo me hacía dudar de mis planes y por lo menos yo no era tan irrealista cómo podía serlo Dash.
—Te estás encariñando con ella, Andrews.
«Mierda», pensé.
—Estás echando todo a perder—. Tenía una obsesión con ella, su cabello, su aroma y esa chispa de bondad que la caracterizaba, se preocupaba tanto por otros y eso la hacía diferente a cualquiera de este miserable pueblo.
¡Knock Knock!—sonó la puerta.
Un momento después su fría y dulce voz llegó a mi cabeza.
—Mon esclave c'est moi. Ta princesse.
Mis ojos se iluminaron.
La puerta se abrió y ella apareció, se veía tan imponente, su piel blanca era tan hermosa y el rojo le quedaba tan bien. Tenía una mirada escalofriante que no podía ocultar aunque quisiera.
—Mi princesa. —me levanté del sofá y camine hacia ella.
—Necesito que cumplas con dos simples encargos que te asignaré—sus ojos se encontraron con los míos, no sabía si era el único que notaba la maldad que había en ellos. Sin embargo, podía ver esa luz que irradiaba la chica por la que Berlot tanto ha dado—. La primera es que prepares todo para la noche de la luna roja, mi ascenso está cerca.
Su voz era tan seductora, mi corazón comenzó a latir con rapidez.
— ¿Y la segunda?—pregunté.
—La segunda es que consigas la manera de sacar a Gabriel y Dashia Berlot del pueblo, ellos no pueden arruinar nuestros planes, esclavo mío.
— ¿Que haremos con el consejo?
—Tranquilo—por alguna razón suspiró fuertemente antes de seguir hablando—. Ellos no son nadie sin Gabriel a su lado.
Una sonrisa torcida hizo que me relamiera los labios.
—Como órdenes, mi princesa—dije.
Ella tenía su mirada clavada en mi, se acercó más, tomó una de mis manos y la puso sobre su trasero por encima del vestido, unió su cuerpo con el mío siendo separados solo por la ropa que traíamos y no pasó mucho tiempo para que mi cuerpo reaccionara a la tensión que se estaba creando.
—Por fin podré probarte, Blake Andrews. —expresó ella mordiéndose el labio inferior.
Al terminar su frase empecé a besarla con desenfreno, mi lengua entraba y una de sus mordeduras en mi labio me excitó tanto que no pude contenerme un segundo más.
Arranque su vestido, esta vez no hubo ninguna interrupción.
Estar dentro de ella se sentía jodidamente delicioso, sus uñas se clavaban en mi espalda baja mientras yo dejaba besos húmedos en su cuello, los gemidos que emitía me volvían completamente loco.
—Serás mío eternamente, Blake Andrews. —dijo casi en un suspiro.
—Layla. —una voz de escucho y detuve mis movimientos, ella no se molestó en despegarse de mi.
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ANGEL BABY.
ParanormalneLayla, vive en un pueblo llamado Skyville, donde existen rumores de que cosas un poco extrañas pasan en el frondoso bosque que lo rodea. Su vecino de hace algunos años, Dash Berlot, era un misterio latente para ella, y mirarlo desde la ventana de su...