13."Entre el cielo y el infierno"

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Layla.

Después de escuchar su voz en mi oído pude dormir unas cuantas horas, estaba durmiendo mientras ese chico que tanto me atraía me abrazaba, ya había pensado que me iría al infierno si seguía fantaseando con él.
Su rostro, el abdomen marcado que adornaba su torso, sus brazos definidos y esa mirada profunda que tanto me gustaba.

Desperté de golpe cuando escuché la puerta de mi baño cerrarse.

Miré a mi lado y Dash no estaba en la cama « ¿Qué hora es?», me pregunte. Tomé mi celular y lo encendí, eran las tres de la madrugada.

Me levanté de la cama y me asome en la ventana, estaba nevando. No esperaba aún el invierno.

La puerta de mi baño se abrió y ese chico el cual deseaba tanto apareció en bóxer dejándome ver cómo su erección se marcaba en ellos.

Comenzó a caminar hacia mí y a pesar de la fría temperatura, sentía mi cuerpo calentarse poco a poco.

—Da-Dash...—suspiré.

— ¿Qué ocurre, Layla?—dijo con un tono de voz tan sexy.

—No te acerques a mí—expresé.

«Ven y tómame enseguida», era lo que realmente pensaba.

— ¿Por qué?

Una sonrisa pícara se asomó.

Mis sentidos me fallaban, mi respiración se había agitado por tan solo tenerlo a unos pocos metros de mí.

—Deberías de cambiarte la ropa—sugirió—. Ya comenzó el invierno.

Mi cuerpo hablaba por mí y ya estaba cansada de solo tener este momento en mi mente, imaginarlo, solo quería sentirlo contra mí.
Lentamente comencé a sacarme el vestido quedando en ropa interior ante sus ojos, los cuales miraron cada centímetro de mi cuerpo de inmediato.

— ¿Por qué no vienes a quitarme lo que queda de ella?—sentencié.

Todo se fue a la mierda en ese momento, camino lentamente hacia mí y me tomó por la cintura pegándome a él dejándome sentir su miembro duro en mi abdomen.

Se acercó a mi oído y susurró. —Eres mía, Layla, nunca se te puede olvidar eso.

—Me reclamas como tuya y ni siquiera te conozco—solté.

—Te deseo—hizo una pausa—, tanto como tú me deseas a mí—termino diciendo con seguridad.

Quito una de sus manos de mi cintura e hizo a un lado un mechón de cabello que tenía en mi rostro para en cuestión de segundos estampar sus labios contra los míos, haciéndome desearlo más y despertando un montón de sensaciones en mí. Sus labios mordiendo y chupando los míos para después atacar mi cuello con ellos, me hizo soltar un pequeño gemido.

—Nunca pensé que un ángel como tú pudiera tentar tanto a alguien a pecar—expresó.
Yo no tenía palabras, solo quería más de él.
Pero de un momento a otro...

¡Knock Knock!

— ¿Cariño, estás ahí?—la voz de mi padre apareció detrás de la puerta.

ANGEL BABY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora