Layla.Después de salir del centro médico no sabía que pensar ni que hacer.
Dash me ofreció llevarme a su casa recordando que la mía estaba destruida y que no le había informado a papá nada de lo ocurrido, después de todo su madre estaba a cargo de mí, por lo tanto, acepté.
Al llegar no pude evitar mirar lo que se suponía que era mi casa, el lugar donde convivía con las personas que más amaba, haciendo que el recuerdo de mi mejor amiga, quien había muerto, me hiciera sentir culpable de todo.
—Siéntete como en casa, Layla. —dijo la madre de Dash.
—Gracias, señora Berlot.
—Puedes llamarme Dania, querida. Eso de señora me hace sentir mayor de lo que soy.
Dicho eso ella se retiró.— ¿Quieres comer o tomar algo?—Dash se puso frente a mí.
—No, no quiero nada—dije sin ánimos.
— ¿Dónde quieres dormir? Por lo menos dime eso, ángel.
—Donde quieras, Dash—me recosté a una pared—. Esta es tu casa.
—Ve a mi habitación, nuestros cuartos de huéspedes no son muy cómodos—metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.
Él sabía que iba a oponerme por la expresión de mi rostro. —No puedes hacer ninguna objeción, solo ve a descansar—añadió.
Me tomó de la mano una vez más para guiarme a su habitación a pesar de que ya sabía dónde quedaba.
Volver a entrar allí me hizo recordar a Bernie, ese niño que hace un rato me estaba volviendo loca, se había comportado extraño.
—Estaré abajo por si me necesitas—Dash se acercó a mí y me dio un beso en la frente—. Puedes ducharte si quieres, en mi closet debe haber algo que te quede.
Salió y una sonrisa de boca cerrada apareció mientras cerraba la puerta, sin pensarlo me tumbé en la cama y rompí en llanto, no podía dejar de llorar y así fue hasta quedarme dormida.
Desperté de golpe, pensé que había sido por los nervios. Segundos después la puerta del baño de la habitación de Dash comenzó a abrirse y me dejó ver que la luz estaba encendida.
—Dash ¿Eres tú?—pregunté desde la cama pero no obtuve ninguna respuesta.
Me levanté y camine hacia el baño, coloqué mi mano en el pomo de la puerta y la empuje para terminar de abrirla.
Lo que vi me aterrorizó. Anna estaba en la tina cubierta de sangre.
«Pero ¿Qué?», mi corazón se aceleró.
Ella giró su cabeza y me miró.
—Ahora sigues tú, Lay—dijo ella con una voz distinta, como si estuviera poseída.
La puerta del baño se cerró bruscamente y al instante sentí como un brazo me rodeo desde la parte de atrás y con una mano cubrió mi boca para tratar de hacer que me desmayara, inmediatamente comencé a gritar.
ESTÁS LEYENDO
ANGEL BABY.
ParanormalLayla, vive en un pueblo llamado Skyville, donde existen rumores de que cosas un poco extrañas pasan en el frondoso bosque que lo rodea. Su vecino de hace algunos años, Dash Berlot, era un misterio latente para ella, y mirarlo desde la ventana de su...