Capítulo 1: El Espíritu de Charles Peltoh

696 42 181
                                    

(Soundtrack de la escena)

Empezaré esta historia diciendo que Charles Warlten Peltoh había fallecido, y no de forma metafórica, en verdad estaba muerto, más muerto que un ataúd, y no cabía duda de ello. Aquel hombre tan rico e importante, un pingüino quién podría negar cualquier cosa a excepción de un buen negocio, ese era Charles. Sus socios lo extrañaban, siempre se referían a él como "un gran y afortunado pingüino millonario", cada vez que preguntaban por él, respondían con un honesto "fue un gran hombre".

Su familia también lo extrañaba bastante, a pesar de haber pasado ya unos cuantos años de su muerte, el vacío que dejó en su silla jamás se llenaría con nada, y quien más claro lo tenía era nada más y nada menos que Corbin, su único hijo. Un pingüino que creció detrás del éxito de su padre en su vida profesional, y siempre soñó en convertirse igual o aún más rico que él, para que algún día pudiera decirle "hijo, estoy orgulloso de ti". Aquella frase era la motivación de Corbin, a quien, en la actualidad, también conocían simplemente como "Señor P", refiriéndose a su apellido, "Peltoh".

Sin embargo, una vez Charles murió, Corbin sintió como esa inspiración y motivación que sentía en su corazón, se despedía para suicidarse desde el último piso de su lujoso y elegante hotel, encima de aquella enorme montaña nevada entre los oscuros y frescos vientos del bosque de nieve, que, de vez en cuando, se bañaba bajo un hermoso cielo de auroras boreales que siempre sorprendía a los huéspedes que decidían quedarse en el "Snowtel", el mismo hotel que el Señor P manejaba desde hace ya años.

De todas formas, la llama en el frío y congelado corazón de Corbin siempre se mantuvo, esa llama que lo mantenía apegado a la idea de volverse exitoso y respetado, una figura de la que la gente se sentiría orgullosa, y quizás hasta inspirada, justo como él se sintió con su padre cuando este seguía con vida.

Charles siempre fue un hombre frío y de pocas palabras, incluso con su hijo, a quien trataba como a uno de sus socios o empleados. De todos modos, lo quería muchísimo, aunque no tanto como a sus riquezas. Una de las enseñanzas que le dejó a su hijo fue simple, "la Navidad sirve para hacer dinero", ¡Diablos que quedó en la cabeza de Corbin! A día de hoy, no pierde la oportunidad de hacer negocios en épocas navideñas, y al final del día, es el momento del año en el que su hotel se llena de turistas que buscan una escapada invernal de su triste y rutinaria vida en la ciudad. Era difícil vivir en medio de la nada en un bosque nevado, pero cuando eres un pingüino, te acostumbras al frío, después de todo, se dice que el dinero mantiene en calor a un hombre exitoso.

El negocio iba bien en estas épocas, pero eso no impedía al señor P de seguir siendo un malhumorado y amargado botones, que se enfadaba cada vez que veía algo fuera de lugar o alguna tarea incompleta o mal hecha. Se sentía como la única persona capacitada para hacer las cosas bien en aquel hotel, y se sostenía a la idea de que "para que algo esté bien hecho, es mejor hacerlo tú mismo". Sin embargo, con todo el trabajo que había por hacer en el mes de diciembre, no podía quedarse solo encargándose de todo, por eso mismo contaba con la ayuda de algunos de sus empleados, que a pesar de no ser muchos, hacían lo mejor para mantener todo en orden para que el señor P estuviera contento.

Corbin era un hombre amenazante, nadie se atrevía a hacerle una queja, mucho menos a decirle que su trabajo estaba mal hecho. Cuando se enojaba, era un ser aterrador para muchas personas, y los niños no podían evitar sentir miedo cuando él pasaba por uno de los pasillos del nevado hotel, ¡pero qué le importaba a Peltoh! Eso era lo que buscaba, seguir su camino al éxito mientras la gente se mantenía lejos de él.

🎁🎄 Un Cuento de Brawlidad 🎄🎁 (BRAWL STARS FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora