17: Megan.

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Mientras Tae y Karina hablaban de mi hermana en casa, yo estaba en el aeropuerto frente a la salida de los recién llegados saltando cada poco para ver si podía distinguirla entre tanta gente. Estaba emocionada, muy emocionada, cada vez que Megan venía me ponía así, después de todo, en los últimos seis años, sólo ha venido seis veces. Estaba tan emocionada que olvidé por completo lo que no debería haber olvidado nunca, que desde ese momento en el que Megan llegó, hasta cuando se fue, fue el momento cumbre en el cual las cosas entre Karina y yo empezaron a decaer... por mi culpa. No me importaba, en ese preciso momento sólo quería ver a mi hermana y abrazarla.

Cuando de entre toda esa gente saliendo por la puerta de llegada, vi a una castaña de ojos verdes, con lentes de sol sobre su cabeza que le ayudaban a recoger su largo cabello ondulado. Era poco más alta que yo, pero los tacones hacían que la diferencia fuera mucho mayor. Estaba vestida formalmente, con un traje conformado por una camisa debajo de un blazer negro y un pantalón de sastre ajustado del mismo color. Ahí estaba mi hermana.

Como mis habilidades me lo permitieron esquive a la gente y corrí hacia ella, poco antes de que yo me le lanzara encima ella me vio y abrió sus brazos para recibirme.

— ¡Nena! —dijo abrazándome fuertemente, extrañaba mucho sus abrazos.

El abrazo duró mucho tiempo, no sabría decir cuánto, sentía que el corazón me iba a estallar de felicidad. Finalmente nos separamos un poco y ella beso mi frente, luego me sonrió y acarició mi rostro.

—Parece que creces por minuto —dijo mientras ponía su mano en mi cabeza.

—Eso dices cada vez que me ves.

—Porque es cierto, no es fácil para mí ver que cada vez que veo a mi pequeña está más alta y más bonita, justo como su hermana.

Yo sonreí, verla después de tanto tiempo se sentía casi embriagador, era fabuloso. Tomé una de las maletas de Megan y la llevé hasta el taxi, luego las dos subimos y emprendimos el camino a casa. Por otro lado, Taehyung se encargaba de contarle a Jen la hermosa historia familiar de los Kim/Manoban mientras ella escuchaba muy concentrada.

—Verás, mamá murió en un accidente en medio de un robo —dijo Tae mirando a Karina, quien fruncía el ceño de tal forma que se hiciera notar su atención e interés en el tema.

— ¿En un accidente en medio de un robo? ¿Cómo así?

—Pues bueno, la historia es larga, para resumírtela, mamá y papá pelearon ese día, era de noche, cerca de las 9, estaban peleando otra vez por la orientación sexual de Minjeong, papá decía cosas como que no iba a tener un fenómeno como hija y mamá decía cosas como "le dices fenómeno a mi hija de nuevo y te saco los ojos con un tenedor" —Karina abrió los ojos sorprendida al ver la tonalidad que llegaban a tomar esas peleas—. Entre peleas y gritos, mamá tomó su bolso, sus llaves y dijo que iría a dar una vuelta, que no soportaba más una pelea que no tenía sentido. Megan estaba con Liz en el cuarto, la cual estaba llorando diciendo que la pelea era su culpa y yo estaba en la sala con ellos intentando calmarlos. Mamá nos reunió a los tres, dijo que saldría un momento para calmarse y que luego regresaría, nos abrazó a los tres y a Minjeong le dijo algo al oído, no tengo idea de qué, luego nos dijo que nos amaba y se fue, esa fue la última vez que vi a mi madre con vida.

—Vaya, que fuerte. Pero, ¿cómo fue que paso eso del robo? Es lo que aun no entiendo.

—A eso voy, la policía dijo que en algún momento de la noche antes de las 11:30 mamá debió haber parado en una tienda para comprar cigarrillos, y que cuando volvió a entrar al auto ese tipo ya estaba dentro, la amenazo con un revólver y la condujo hasta un cajero automático donde le pidió que vaciara todo. No se sabe cómo, pero en ese cajero mamá logro conseguir ayuda, antes de que el ladrón pudiera darse cuenta la policía ya estaba tras ellos, eso lo puso nervioso y obligo a mamá a acelerar más, haciendo que ella se pasara un semáforo en rojo, un camión de carga nocturno venía pasando y golpeó al auto de lado. Mamá murió al instante —Tae conto esa historia con dificultad, aunque ya era herida cerrada, hay heridas que aun cicatrizadas no dejan de doler—. ¿Sabes que es lo peor? Que el hijo de puta esta vivo, preso, pero vivo.

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