Chapter 1

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Harry Potter and the Sourcerer's Stone.

Después de diez años de relativa tranquilidad comenzaría con mi verdadero cometido en este mundo. El año 1991 o mejor dicho, la generación que ingresaba a Hogwarts este año, era especial para mí.

Como cada año observé los rostros de los nuevos estudiantes y apenas los vi supe que esta generación sería problemática, no solo por el hecho de que el hijo de mi enemigo James Potter y mi estúpido amor no correspondido y amiga de infancia Lily Evans, Harry Potter entrara ese año, sino también la presencia de mi ahijado Draco, si bien no era un mal chico, las enseñanzas de sus padres sangre pura le estaban envenenando el alma desde tan joven. Observé a los otros estudiantes y algunos resaltaban, como por ejemplo un Weasley, un Longbottom y una maraña de cabello castaño que supuse era hija de muggles, pues realmente no conocía a nadie en el mundo mágico con tales características físicas catastróficas.

Sin darme cuenta me encontré interesado en la selección de este año, la primera en subir fue la niña de cabellos raros y dientes de castor, Hermione Granger, pensé que su casa sería Ravenclaw o Slytherin, pues en su mirada se notaba la inteligencia y ambición características de ambas casas, pero muy contrario a mi juicio salió directo a la mesa de los leones tras la gran exclamación del sombrero diciendo "Gryffindor". Al siguiente que observé fue a Neville Longbottom, el chico temblaba de pies a cabeza y se notaba en sus pasos torpes que era un verdadero desastre en potencia, en mi mente brilló la palabra Hufflepuff con un vibrante tono amarillo, y nuevamente me equivoqué, también fue a la casa de los leones _pff, el sombrero está perdiendo facultades_ El siguiente era mi ahijado que no tuvo ni que tocar el sombrero con su cabeza para que este gritara un fuerte "Slytherin"; casi seguido al chico fue el turno de Potter, el chico parecía que estaba suplicando por su vida mientras el sombrero tomaba su decisión, finalmente se proclamó Gryffindor como lo habían sido sus padres veinte años atrás.

Pronto comprobé que efectivamente el chico solo había heredado de su madre los ojos, era tan idiota e irresponsable como su padre... como si me fuese a creer la excusa de Granger de que ella había arrastrado al idiota de Weasley y al estúpido de Potter hacia esta cruzada. Esa chica era más recta que una estaca y ni en mil años intentaría hacer algo tan temerario como cazar a un troll.

Por otro lado, mi ahijado era una copia en miniatura de Lucius, se creía el centro del Universo y no era más que un bastardo arrogante, muy a mi pesar, no podía hacer nada para educarlo porque necesitaba, en palabras de Dumbledore "mantener la fachada"

Otra cosa que me traía de los nervios era Quirell, quien desde el regreso de su viaje se estaba comportando de una manera extraña, tenía mis sospechas de qué podía estar sucediendo, pero como eran solo teorías me las guardaba para mí mismo.

Maldije para mis adentros por enésima vez la promesa que le había hecho a Lily tras su muerte cuando el chico entró al equipo de Quidditch como buscador, ahora iba a tener que asistir a todos los partidos y además seguir todos los movimientos de San Potter, aunque, que el chico haya desarrollado cierta alianza o amistad, no sabría decir la diferencia, con la insufrible sabelotodo me daba cierto alivio mental, de cierta manera la historia parecía volver a repetirse, el gran Potter y sus amigos, la comadreja Weasley era la imagen de Sirius Black, siguiendo a su compañero en cada cosa que hacía, solo esperaba que el pelirrojo no resultara un cobarde traidor como lo había sido Black, y Granger era más como Lupin, estudiosa, inteligente, responsable pero con una autoestima tan baja que le impedía oponerse totalmente a sus amigos o eso sospechaba yo. Mi ahijado por otra parte era el clásico abusador de Slytherin, desperdiciando su cerebro de esa forma tan estúpida _es casi imperdonable_ pensé con impotencia.

Sabía que el trío de pacotilla iría tras la piedra filosofal, fui a comunicárselo a Dumbledore, pero en ese momento recordé que el viejo había dicho más temprano que tenía unas diligencias que hacer esa noche fuera del castillo; lo maldije mentalmente e inmediatamente corrí hacia los aposentos de Minerva, por suerte la bruja no puso demasiada resistencia en ir a investigar a los dormitorios de los leones. Lo primero que notamos fue al inútil de Longbottom petrificado en la sala común, al parecer el chico había tenido el sentido común de tratar de impedirle la salida a sus amigos, pero con Granger en el otro lado del equipo era una batalla perdida.

-Finite Incantatem- conjuró Minerva mirando con preocupación a su estudiante que al percatarse de mi presencia comenzó a temblar.

-Pro... Profesora, ellos sa... salieron hace un... un rato, tra... traté de impedírselos, pe... pero me pe... petrificaron- dijo el muchacho.

-¿Granger fue junto a Weasley y Potter?- pregunté aunque estaba seguro que así había sido.

-S... Sí pro... profes... sor- tartamudeó el chico, Minerva salió detrás de mí y con un simple hechizo estuvo vestida apropiadamente.

-¿Crees que logren pasar todas las protecciones?- preguntó la mujer con una preocupación digna de una madre marcando su rostro.

-Por sí solos no, pero con Granger aumentaron sus probabilidades- gruñí acelerando el paso.

-Esa niña es brillante, es la mejor alumna que ha tenido Gryffindor, por no decir que el Colegio, en años- sonrió ella con cariño.

-No lo es tanto cuando se deja arrastrar por sus amigos a todas sus locuras- volví a gruñir, pero esta vez pensando en mí mismo, _¿acaso no había hecho algo peor solo por pertenecer a un lugar?_ Sacudí la cabeza, no era el momento de pensar en ello.

-No seas tan duro con ella, es solo una niña, una brillante, pero muy protectora también- determinó Minerva parándose frente a la puerta donde descansaba Fluffly.

Pasamos al animal sin problemas, el lazo del diablo también y las llaves voladoras, en el ajedrez mágico estaba Weasley y Granger llegaba en ese momento que venía al parecer de mis pociones.

-¿Dónde está Potter?- pregunté inmediatamente.

-Lo hice cruzar hace un rato, me quedé un momento a ver si regresaba, pero aún no lo ha hecho- contestó la chica con preocupación.

-Pero si él está aquí... - escuché susurrar a Weasley.

-Se los dije Ron, el profesor Snape no era, tenía que ser otra persona- susurró la sabelotodo, pero mi oído de espía lo captó todo, así que los idiotas creían que yo quería robar la piedra.

-Minerva, Severus, lleven a los jóvenes con ustedes, yo me encargo de Harry- dijo Albus y desapareció.

Mientras caminábamos de regreso la chica no paraba de darme miradas fugaces, ya cansado de la atención innecesaria la desafié con la mirada.

-Su prueba fue la más compleja de pasar- dijo la chica como si fuese algún tipo de halago.

-Al parecer no lo suficiente cuando alguien como usted pudo pasarla- gruñí y adelanté el paso notando cierta tristeza en los ojos de la sabelotodo, cosa que ignoré olímpicamente.

Finalmente el trío tarado, digo, dorado, rompieron cerca de cincuenta reglas del colegio, fueron unos irresponsables y aún así se las arreglaron como buenos Gryffindors para salir sin un mínimo regaño y además ser recompensados con 170 puntos para ganarle la Copa de las Casas a Slytherin.

Espero les guste 😘

Prophecy of Blood (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora