02. banderas rojas

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capitulo dos
BANDERAS ROJAS
1989

Mona había hablado del siguiente partido de quidditch sin parar las últimas dos semanas.

Para ser justos, casi todos en el colegio lo hacían. El próximo fin de semana se disputaría el disque icónico encuentro Gryffindor versus Slytherin, y si uno era parte de la población estudiantil de Hogwarts (y tenía un mínimo de espíritu de equipo) estaría dando saltitos de la emoción por ello.

A mi me importaba tres pepinos.

—No puedo creer que no vayas a ir —refunfuñó Mona, dejando caer su cabeza sobre la mesa llena de tierra y volviendo a erguirla con una mancha marrón en la frente. Realmente combinaba con sus ojos azules—. Incluso cuando yo seré comentarista. ¿Puedes ser una peor amiga?

—Primero que nada —dije, bajando mi maceta de hierba estrella—, claro que sí puedo. Y segundo, ya sabes que no me importa el quidditch.

Eso no era del todo cierto. Verán, por regla general no me importa el quidditch, excepto cuando tengo un motivo para ir. Y resultaba ser que el motivo se había tomado una pequeña baja de los partidos debido a una lesión de oído provocada por nada más y nada menos que una explosión petardos de gran calibre en su habitación. ¿Podría ser más caótico? La respuesta era sí.

—OIGA, PROFESORA SPROUT. NO CONSIGO RETIRAR LOS CAPULLOS DE FLOR —dijo (gritó) Charlie Weasley, desde el fondo del invernadero.

Madame Sprout lo había confinado a la esquina más alejada para tratar de minimizar los daños. Estaba demás decir que no había funcionado, ya que todos seguíamos oyéndolo como si tuviese un megáfono pegado a la barbilla. Cuando volteé a verlo no pude evitar notar que Nymphadora Tonks (con el pelo rojo de rabia) se ponía orejeras anti-mandrágoras.

—Él realmente tiene una gran boca —se burló Sakeenah, mirando sobre su hombro. Weasley seguía gritándole a Tonks su dificultad para manejar la planta de hierba estrella.

Yo le lancé una mirada amarga. No era su culpa estar medio sordo. Bueno, sí lo era, pero ese no era punto.

—Cállate Saki.

Antes de que Sakeenah pudiese responderme con otro comentario sobre la enorme capacidad vocal de Charlie, Madame Sprout tomó la palabra al frente del invernadero. Noté que hechizó a Weasley en su propia burbuja insonorizante antes de eso, así que él seguía moviendo la boca sin emitir sonido. Algunos de los estudiantes que estaban más cerca de la estación de Weasley, Tonks y Travers se quitaron las orejeras. Era la última hora del periodo de la tarde, y como era de esperarse de un viernes, todos (incluso Sprout) estaban ansiosos por largarse.

—Eso será todo por hoy. Les agradecería que recojan el equipamiento y limpien sus estaciones antes de salir. Recuerden que el ungüento de hierba estrella debe estar listo en dos semanas y espero resultados buenos de todos. En especial de mi casa. ¿Oyó, señor Morgan? No quiero ver otro fiasco.

Mona se desperezó y luego empacó sus cosas con rapidez. Sakeenah hizo lo mismo. Yo las miré con los ojos entornados. ¿Acaso ellas iban a...

—Dejarte. ¿Podrías limpiar la estación? —pidió Mona—. Tengo que ir a las prácticas. No es fácil ser comentarista.

Le clavé los ojos a Sakeenah. Ella pareció dudar unos instantes y entonces miró algo por encima de mi hombro y sonrió de forma rara.

—Yo... uh... tengo cosas.

—¿Cosas? —inquirí.

—Sí, cosas. ¡Bueno, nos vemos hermana!

Antes de que pudiese pronunciar otra palabra más, ambas se esfumaron. Las observé correr hacia el castillo desde los cristales del invernadero y suspiré. La estación estaba hecha un desastre y había tierra por doquier.

suck it and see || charlie weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora