2. El Futuro

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El sol ya había amanecido, indicando un nuevo día, justamente la chica se levantaba y estiraba su cuerpo, no había tiempo que perder, tocaba trabajar o no se comía

Se puso su vestido y fue directa a la cocina para el desayuno, esperaba ver la rata de anoche, a lo mejor fue imaginación suya, puro cansancio.

Escuchó la puerta y fue ahí se peino con sus manos y abrió la puerta, seguramente era Mirabel, pero se sorprendió al ver una fila de personas.

-¿Qué se les ofrece?

-Hola, venimos a que nos mire el futuro.

Sonrió, y juntó sus manos y les abrió las puertas.

-Pasen, no tengan miedo

No sabía de donde venían tantas personas del pueblo, aún más viendo ayer los panfletos tirados, pero no se iba a quejar, con el dinero que ganaría tendría para comer el mes, las personas del pueblo eran bastante peculiares, un chico adicto al café junto a sus amigos, un joven bastante atractivo que preguntaba cuando se iba a casar e incluso un cura.

Miró todo el dinero que había ganado, pero aún así le preocupaba algo. Mirabel no había aparecido todavía con su tío Bruno. Eso hacía que pensara demasiado, capaz que la habrían descubierto.

Cerró la puerta y se puso detrás de ella, ni siquiera sabía porque estaba nerviosa, ni que fuera la primera que la acusaban de estafadora.

Se quedó pensativa, hasta que escucho unas voces detrás de la puerta

-"Mirabel. ¿Estas segura? Esto me da mala espina."

-¿Tienes miedo?

-No, no, solo, no deberíamos estar aquí.

Después de escuchar eso se abrió la puerta, al momento la abrió.

-Hola Mirabel. ¿Qué se te ofrece?

Junto a Mirabel se encontraba un hombre, era más pequeño que (T/N), su cabello era rizado con algunas canas, como ella, tenía unas ojeras marcadas, llevaba una vestimenta verde y unas sandalias, parecía de su edad.

Nuestra protagonista hizo contacto visual por un momento con aquel hombre, por unos momentos, tenía una aura extraña, luego miró a Mirabel quien sonreía

-¡Tu visión era cierta!

La chica se apoyó en la puerta y sonrió poniendo una mano en su cadera

-Por supuesto, he de suponer que este es tu tío Bruno.

El hombre se quedó mirándola y dándose la vuelta diciendo:

-Adiós

-¡Espera! ¡Quieto! ¿Por qué te vas tío Bruno?

Decía Mirabel yendo tras el, después de un rato volvió, todo esto lo miraba la vidente incrédula, el hombre suspiró inflando sus mofletes y tocó la madera de la puerta y luego su cabeza

-Toc, toc, toco madera. Soy Bruno, el tío de Mirabel, solo quería ver como miras el futuro, osea, yo también lo puedo hacer

Dijo en un tono inseguro, mientras levantaba el brazo para poder estrecharlo con la chica, la mujer estrechó su mano con, su tacto, también se sentía extraño, su piel era áspera, pero no de una manera mala.

Les invitó a entrar, pero Mirabel entró en la puerta.

-¿No entras, Mirabel?

-Oh no, yo me quedo aquí, es una consulta de mi tío así que estaré afuera si necesitan cualquier cosa.

La Carta de los Enamorados (Bruno x Reader) HIATUS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora