5-Bóxer, masaje y un beso.

14.1K 2K 530
                                    

—¿Qué crees que estás haciendo? —Me tomó del antebrazo en el instante en que quise cruzar la puerta. Alcé la vista, le regalé una mirada llena de inocencia.

— ¿Podría pasar al baño, por favor? Mi padre me matará si me ve así—Volví a intentar, presionando su lado razonable al saber que estaba llena de suciedad y sudor—Por favor, me iré apenas lo haga. Lo juro.

—Tú...

—Exacto, tú Charlotte puedes bañart—Asentí, completando la frase por él.

Sostuvo mi mirada un par de segundos, en un tonto intento por espantarme, sin embargo, sabía por aquellos ojos nublados llenos de cansancio, que tendría suerte. Cuando se encontraba somnoliento simplemente su cerebro desactivaba varias zonas, dejándolo en automático, y comprendí, gracias a los segundos en que no obtuve respuesta, que había ganado, pero a su vez, también me preocupó. Estaba segura de que en esta época trabajaba, estudiaba y cuidadaba a Emma en su tiempo libre ya que se encontraban cortos de dinero, apenas se habían mudado los cuatro y debían pagar la casa; pero una parte de mí, sentía que había algo más.

« ¿Qué tan duro fue para ti? ».

Fue en ese momento en que mi celular comenzó a vibrar. Sacándolo de la cinturilla de la falda, vi que era papá.

« ¿Realmente me debo ir? Quería ver a Emma...

Concéntrate. Solo te duchas, vas a tu casa, aceptas el sermón y planeas las cosas con la cabeza fría ».

—Sí, ducha y adiós.

Un quejido se escapó desde el fondo de su garganta, y volvió a pasar la mano lentamente por su cabello, llevándolo hacia atrás de forma desprolija...Y bastante sensual debía agregar.

Sin decir alguna palabra, me dio la espalda y lo seguí.

Subimos unas escaleras, él con lentitud, yo dando saltitos para seguir sus pasos, yendo así uno al lado del otro.

—¿Hace mucho te mudaste?

—...

—¿Quién es Emma?

—...

—Pareces cansado.

—Sí, de ti.

—Ay, qué malo—dije con sarcasmo, revoleando la mirada. ¿En serio intentaba hacerme sentir mal? ¡Eres mi marido, idiota!—Será mejor que te acostumbres, eres el padre de mi hijo o hijos, aún no lo decido...

—¿Puedes parar un segundo? Eres demasiado—Me interrumpió, avanzando con mayor rapidez, hasta llegar a la cima, llegando a un nuevo pasillo que en parte me era familiar.

—Bien, me "callaré", pero sé lindo conmigo, ¿trato?

Di unos últimos pasos para finalizar las escaleras al mismo tiempo que Nat entraba a una habitación, y al entrar me di cuenta de que se trataba de la suya. Mis ojos se agrandaron por la fascinación a medida que analizaba cada rincón.

Aunque había cierta oscuridad debido a que unas cortinas negras cubrían las ventanas, pude ver el panorama casi a la perfección. La habitación era pequeña, lo primero que captó mi mirada fue la cama matrimonial cubierta por unas sábanas grises, con dos almohadones del mismo color; una mesita con un velador al lado de ella; el armario de madera se encontraba al lado de la ventana; y un escritorio, este último era más grande de lo que eran habitualmente, en él había cientos de papeles, una "vieja" computadora, y frente a la pared de esta, varios dibujos pegados de forma lineal, cada una con pequeñas anotaciones.

Sonreí.

Me detuve a observar sus dibujos mientras Nat caminaba a lo que era el baño.

Eran magníficos. Él sería un gran artista, lo era ya; con su estilo único y oscuro, líneas finas y limpias, crearía obras increíbles. No podía creer que veía aquellos primeros dibujos, muchos que en el futuro llegarían a la piel de las personas o serían vendidos por buenas cantidades de dinero.

Amándote por segunda vez | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora