"Lo que en realidad nadie sabe es que cuando el destino se equivoca no sigue las reglas a la hora de resolver el problema. Nada tiene sentido, nada ocurre en orden, nada importa. No, nada importa porque la decisión está tomada".
-¡Charlotte! ¡Charlotte!
Intenté llenar mis pulmones de oxígeno cuando escuché aquella voz que no era capaz de reconocer. Mis labios se separaron de forma exagerada en búsqueda de aire como si hubiese estado demasiado tiempo bajo el agua.
Sonidos, quejidos extraños cubrieron mis oídos y me di cuenta de que provenían de mí en un intento desesperado por respirar.
-Nn-o p-puedo, n-no...
Rogué tan suavemente como un murmullo.
Solo cuando unas manos frías cubrieron cada lado de mi rostro, mis párpados se despegaron y una bruma amarilla abarcó mi visión.
No entendía, ¿qué demonios ocurría?
-Nena, nena, por favor, mírame...-El pedido de una voz masculina se acumuló ante los distintos estímulos que recibía del exterior, dejándome atontada. La lluvia, mi piel y ropa mojada, el viento, el sonido de autos y otras voces extrañas.
Estaba...¿en la calle?
Mi mano temblorosa se movió sobre el suelo duro, lleno de protuberancias. Me ardía la piel de ambas palmas, ¿por qué?
¿Por qué...?
-Nena, por favor...Respiraciones profundas, despacio.
Hice lo que esa persona me pidió, me rogó algo que no comprendí.
¿Por qué?
Cerré un poco los ojos ya que aquella luz me estaba cegando, fui capaz con mucha dificultad de concentrarme en quien seguía hablándome con preocupación. Alcé la vista, frente a mí tenía a una persona, alguien sentado a mi lado, mientras que yo estaba acostada en el suelo.
La lluvia no dejaba de caer pero parte de su cuerpo protegía mi rostro evitando que no se mojara aún más. Tuve que pestañear varias veces más debido al líquido acumulado en mis pestañas. Comencé a dibujar una mandíbula, labios finos, una cabello completamente húmedo, mechones de este cubrían casi por completo sus ojos...
Ojos azules.
Los conocía.
»»-No preparé nada pero seré directa, mi chico guapo ¿Puedes amarme así para siempre? ¿Toda impulsiva y terca? Seré molesta, seré gritona, seré metiche, seré lo que soy y tal vez sea demasiado.
La persona frente a mí, solo negó. Una sonrisa divertida dibujada en su rostro.
-Eres demasiado. Por eso podré amarte para siempre. Veo diversión, seguridad, fuerza, y...
-¿Qué más, amor? Sigue, amo tus halagos.
-Veo amor. Sé que la mirada que tienes en este instante es la misma que tengo y que algo así perdurará...
-Perdurará en cada vida.
-En cada vida.
« Nathaniel »
Recordé.
Nathaniel me miraba, estaba ahí, sosteniéndome con su mirada. Era él, su rostro seguía siendo joven. Recordé nuestra abrupta acción y desesperación.
Algo había ocurrido, no tenía sentido. Pero estaba segura de que nosotros, nosotros tal vez estábamos a salvo. No, no existía posibilidad de que fuera una coincidencia, no, había sido rápida, inesperada como aquella vez.
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Amándote por segunda vez | Completa
Teen FictionPodría amarte en cualquier tiempo... ¡Si es que te dejas! Copyright © 2022