Gracias por la paciencia.
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Creí que quien recordaba era yo, y quien había olvidado había sido él.
Sin embargo, sí había olvidado.
Había olvidado algo importante.
Al decir esas palabras, justo antes de cruzar la calle, nos detuvo. Nathaniel soltó mi brazos y se colocó frente a mí, las bolsas quedaron sobre el suelo por un momento—¿Estás bien? —preguntó mientras rodeaba mi torso, empujándome contra su pecho. Apoyé la frente donde estaba su corazón, y cerré los ojos por un segundo.
—Perdón, estoy cansada.
— ¿Entonces no tendremos nuestro maratón de películas de terror, comida chatarra y sexo? Estoy un poco desilusionado, al fin teníamos una noche libre después de tanto—murmuró, sentía sus labios sobre mi cabello mientras hablaba, una de sus manos bajaba hasta mi cintura y me acariciaba sobre la tela de mi camiseta. Podía ser de noche, esa fina llovizna nos humedecía las prendas y pieles, pero quería quedarme así —¿Qué pasó con la chica explosiva que tanto amo?
—Se le acabaron las baterías—dije burlonamente, esa sola acción de su parte y pocas palabras, me habían puesto de buen humor al instante. Dejé caer las bolsas, ya que sabía que no había nada que pudiese romperse y lo abracé—Aunque podría recuperarlas rápidamente—agregué, bajando una de mis manos hasta su trasero.
Ambos reímos.
—Bueno, eso debe atenderse rápido si no queremos que la noche termine, ¿qué dices?—Subí el rostro, y al instante nuestros labios se encontraron. Profundo. Breve. Dulce.
—¿Sabes lo mejor de todo? —consulté, abriendo los ojos lentamente. Moví mis manos hasta su pecho dejándolas ahí por varios segundos sin decir más.
—¿Qué se supone que estás haciendo ahora? —dijo, negando con diversión.
—Comprobando que tu corazón esté bien sanito para el notición que te daré—concluí con mi mejor sonrisa de ángel inocente.
Una de sus cejas se elevó mi ante siniestra mueca—¿Qué hiciste ahora, diablillo? ¿Debo conseguir una abogado otra vez? Dime al menos que nadie vendrá a esposarte mientras estamos aquí parados.
—Yo...—De manera repentina me había comenzado a sentir nerviosa como una niña que estaba por admitir su más grande travesura.
—Nena...
Aclaré la garganta cuando su rostro cambió a uno de verdadera preocupación. — Es que las cosas están pasando antes de tiempo. Debo admitir que la cagué yo ya que olvidé tomar la pastilla cuando Emma cumplió los años pero les diremos a nuestros padres que fue tu culpa.
—¿Qué? —Su bello rostro mostró un gesto de genuina sorpresa. Aquellos finos labios se separaron al procesar mis palabras.
—Como que pusiste el pan en el horno antes de tiempo, Papi Nat.
—¿Estás...? ¿Estamos?
—Sí, un bebé.
Esa noche había tenido tantos sueños vívidos con Nathaniel pero supe a la perfección que el último se trataba de un recuerdo.
No solo nos habíamos perdido sino también...
A diferencia de las mil situaciones por las que estaba pasando, aquella nueva información no fue tan fácil de aceptar. Lo que no llegaba a comprender era porqué lo había olvidado. ¿Mi cerebro lo había hecho a propósito sabiendo que no podría mantenerme fuerte?
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Amándote por segunda vez | Completa
Teen FictionPodría amarte en cualquier tiempo... ¡Si es que te dejas! Copyright © 2022