—¿Charly? ¿Estás ahí? —La voz de mi madre se sentía demasiado lejana pero su preocupación me permitió despertar de ese extraño limbo de pensamientos que me generaron un terror indescriptible.Los hechos no estaban ocurriendo como debían, no era difícil darse cuenta. El divorcio de mis padres se había atrasado por varios meses porque mi comportamiento abrumador había generado que ellos se mantuvieran bajo el mismo techo por mucho tiempo; la venta de aquella propiedad que casi nadie quería ya que era demasiado vieja se había vendido a fin de año luego de bajar su precio casi a la mitad, un periodo de constantes cambios y nuevos problemas que iba provocando por tener mi primer novio; y el hecho de descubrir ese dibujo con el que Nathaniel quería participar en un concurso que le atribuiría prestigio pero en el que no había podido participar antes porque no tenía el tiempo que necesitaba para hacerlo. ¿Cómo podía ser que el cuaderno que sostenía en mis manos con el dibujo que no había podido acabar en meses, estaba casi completo?
Los sucesos que habían sido importantes o resaltantes en mi vida volvían a suceder antes de tiempo a excepción de... ¿Qué significaba la herida entonces? ¿Solo había sido una coincidencia o quería decir que podrían ocurrir de distinta forma. ¿Por qué todo se trataban se sucesos importantes menos la cicatriz que me había hecho y ni recordaba cómo?
¿La muerte vendría antes como aquellos sucesos? ¿Y esto ocurría por mi culpa? ¿Porque yo jamás pensé en actuar de la misma forma en como lo había hecho la primera vez? ¿Acaso podríamos haber muerto la noche en que me acompañó a casa? Era de noche, ambos caminando uno junto al otro, cruzando las calles en medio de la oscuridad, hablando...Riendo. Tan idénticamente diferente a como había ocurrido.
No, que los sucesos se adelantaran no significaba que también moriríamos antes o que incluso lo hiciéramos. No podía pasar. Los hechos eran solo eso, solo hechos, pero si el destino nos había dado una nueva oportunidad, ¿para qué hacernos sufrir? ¿Para qué demonios hacerme volver con mis recuerdos si terminábamos de la misma forma sin poder evitarlo? ¿Qué necesidad de burlarse de mi frágil estabilidad la cual ocultaba detrás de una sonrisa, ignorando lo sucedido?
—Sí, estoy bien, mamá. Estoy bien. —murmuré finalmente tragándome el nudo en mi garganta mientras limpiaba las esquinas de mis ojos sin quitar la vista de ese dibujo sostenido por mi temblorosa mano.
—¿Segura?
—Sí, de verdad.
—Bien, llámame cuando llegues a casa, nosotros iremos tarde.
—Está bien.
—¿Charly?
—¿Sí?
—Te quiero, cariño.
—Yo también.
Volví a bajar al dibujo una última vez antes de cortar.
« ¿Por qué demonios pasaba esto ahora? ».
El resto de la noche me moví como un zombie, Emma había notado mi cambio de humor pero la pobre niña solo se mantuvo en silencio mientras limpiábamos el desorden que habíamos hecho para luego subir a su habitación a dormir.
Luego de comprobar que estuviera dormida caminé nuevamente hasta la habitación de Nat, miré fijamente el espacio que me rodeaba, mientras que fantasmagóricos recuerdos se presentaban delante de mí.
Caminé hasta el baño para mojar un poco mi rostro, quitándome el maquillaje y refrescarme un poco.
Volviendo a su habitación, recosté mi espalda contra el colchón, mi mirada fija en el techo mientras abrazaba una de sus almohadas. Presionando la tela contra mis labios y mejillas, oliendo su aroma en un intento por tranquilizarme.
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Amándote por segunda vez | Completa
Teen FictionPodría amarte en cualquier tiempo... ¡Si es que te dejas! Copyright © 2022