Dos días después de recibir aquella noticia, enfermé.Al igual que la primera vez cuando volví a despertar, mi débil cuerpo decidió ceder, pero esta vez era porque lo que ocurría con mi mente era demasiado y comenzó a pedir ayuda desesperadamente. Sin embargo, luego de tres noches de fiebre alta y vómito, donde lo único que podía pensar era en mi antigua vida, en los miles de recuerdos que se repetían en un extraño delirio constante cada vez que recibía el pequeño punto de esa persona que tanto amaba y me negaba a perder otra vez, me levanté de la cama. Lo poco que había logrado con tanto esfuerzo y positividad, cuando tontamente había pensado que solo volvería a vivir mi adolescencia porque sí, se derrumbó. Había perdido el trabajo repartiendo folletos ya que había faltado dos días, mi madre luego de una tercera reunión con Ben dio marcha atrás y le permitió a uno de sus empleados que se dedicara a resolver cualquier duda que tuviera aun cuando el hombre era nuestro vecino, mi ausencia a clases y por ende a los exámenes significaba otra mala noticia.
Llamar al médico fue una pérdida de tiempo que no tenía cuando el problema no era mi cuerpo pero como no había sido capaz de levantarme por varios días, mis padres pensaron que era la mejor opción. Cada vez que tomaba mi celular, le escribía diciéndole que necesitaba verlo por un segundo, que me escuchara, quería rogarle algo como si fuera capaz de resolverlo. Por segunda vez en mi vida estaba completamente aterrada de lo que vendría
Morir junto a tu pareja, y volver al pasado de alguna forma no había logrado desequilibrarme como hubiese ocurrido con cualquier otra persona, ¿pero que alguien externo a mí me dijera que este tipo de situaciones podían ocurrir por un posible error? ¿Porque existía una posibilidad de que el destino haya encontrado nuestras almas tan enredadas entre sí que no fue capaz de distinguirlas a la hora de tomar solo una?
Hablar de la muerte, transcurrirla, superarla...¿Saber nada más que existía algo tan malditamente escalofriante como vivir sin él?
Morir...
No, tampoco quería morir. El mundo era demasiado hermoso y brillante incluso en la oscuridad como para querer abandonarlo, pero si podía elegir, si podía sacrificarme, lo haría. Aceptaría. Porque ambos merecíamos vivir cada etapa hasta que pasara el tiempo correcto.
—¿Charly? Cariño, ¿qué haces? —preguntó mi madre en el instante en que me vieron bajar por las escaleras. Iba envuelta con una vieja manta gris y la iba arrastrando por el suelo. Aun seguía mareada por la fiebre y los medicamentos pero necesitaba respirar, salir de mi habitación porque iba a volverme loca. Quería ir a verlo, pero no podía, ¿qué le diría? Pero los días seguían pasando...
No, debía ir igual. No importaba nada, necesitaba estar con Nathaniel sin importar lo que pensara, necesitaba asegurarme, necesitaba que estuviéramos juntos hasta ese día...Y después.
Sin embargo, en aquel momento apenas era capaz de moverme y abrir los ojos completamente, el constante dolor de cabeza mucho menos ayudaba.
Y las palabras de Jade: "El destino puede cometer errores pero de alguna forma siempre los resuelve sin importar qué".
—Solo quiero salir, tomar un poco de aire fresco. —murmuré bajando la manta que cubría mi cabeza para observarla donde ella estaba en la sala. Papá había salido con unos amigos y ella miraba una película mientras bebía café.
—Oh, está bien—respondió sin poder ocultar la preocupación en su mirada—Pero sube rápido que está refrescando, por la noche lloverá.
—Sí, yo solo...
No terminé de hablar, solo volví a darle la espalda para salir pero su voz me lo impidió.—Amor, hemos estado hablando con tu padre—Comenzó a decir —Tu...Tus emociones, pensamos que tal vez sientas demasiado presión y demasiadas emociones...Tal vez...
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Amándote por segunda vez | Completa
Teen FictionPodría amarte en cualquier tiempo... ¡Si es que te dejas! Copyright © 2022