🎄 𝑬𝒗𝒆𝒓𝒚 𝑫𝒆𝒄𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓 𝟏𝒔𝒕 🎄 «𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻»

❄️04❄️

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Diez de diciembre.

Mi madre había salido a hacer algunas compras con unas tías, lo que significaba que estaría solo la mayor parte del día en casa, podía significar cualquier cosa siendo otro mes pero en diciembre...

― ¡Derecho! ―exigí en tono de voz fuerte, acomodé los lentes de aviador sobre mi nariz para verme más serio.

La media sonrisa de Sunghoon avisaba una carcajada que no lo dejé sacar.

―Practiquemos ―volví a hablar, dándole un golpe en el pecho.

― ¡Si, señor!

―Número uno, fuerza.

Cada diciembre hacíamos una especie de prueba donde rebuscábamos entre las opciones y teorías sobre Sunghoon, una pista de obstáculos y otras cosas donde esperábamos ver el desarrollo de algún poder o algo así, no podía solo existir siendo invisible los diciembres, era algo ilógico.

Sunghoon se dirigió hasta la silla y la logró levantar, luego fue hasta el sofá largo y soltó un quejido en el intento. Taché una x en la casilla.

―Súper fuerza no, siguiente.

Pasamos al segundo intento. Por un momento lo sentí similar a Tinkerbell descubriendo su talento.

―Velocidad ―sostuve el pequeño cronómetro que colgaba de mi cuello, con una seña le hice saber que debía empezar a correr.

Tomé su tiempo cuando regresó a mi lado, negué con una mueca. Sunghoon parecía estar al borde de un paro respiratorio, se desplomó en el suelo con la respiración agitada y la frente sudada. Layla continuaba corriendo a su alrededor buscando más juego con él.

―Dios, yo...siento que moriré.

Alcé una ceja mientras lo miraba. ―Si es que eso es posible.

Sus ojos se dirigieron hacia los míos, aterrados. ―Espero no consideres una prueba de inmortalidad.

Chasqueé la lengua, pasando el lapicero sobre lo escrito por mí anteriormente para sacarlo del circuito, di unos cinco minutos de descanso a Sunghoon antes de volver a ver su expresión de miedo ante la próxima prueba.

―Volar.

Su boca se abrió ante el disgusto de aquello pero no lo dejé quejarse.

―Me aseguré de que esta vez no pasen accidentes ―inicié―, me encargué de que toda el área esté cubierta por almohadas y colchonetas, también hay un trampolín.

Eché una mirada abajo, todo parecía perfectamente cubierto. Miré nuevamente a mi amigo y su expresión de aflicción me hizo reír un poco.

―Jake, me quieres matar ¿cierto? ―lloriqueó.

―Sunghoon, estoy buscando respuestas para ambos.

Estábamos en el techo de mi casa, después de todo no tenía segundo piso así que no corría el gran peligro. Asentí aprobando todo mi trabajo de seguridad y sonreí hacia él. Layla estaba mordiendo alguna que otra almohada porque le parecía divertido.

― ¿Estás listo?

―Jake, no quiero.

―A la una...

―Jake, es en serio.

―A las dos...

Sunghoon entrelazó su brazo con el mío y yo solté la tabla de anotaciones, la sorpresa de caer desde el techo de mi casa sacudió mi corazón casi que provocándome un infarto.