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Neblina cubriendo los alrededores en una delgada capa blanquecina que impedía ver más allá del camino, el viento soplaba aire tan helado que podía hacerte tintinear los dientes cuando este pasaba tan despreocupado a tu alrededor, el cuerpo de las personas que tenían que dejar su cama a una hora tan temprana, estaban luchando por no mostrarse temblar y flaquear ante el frío de la recién mañana que atormentaba a trabajadores y estudiantes.
Nieve escurridiza que cubría el pavimento y casi toda superficie que estuviera en su camino, aquello sólo le daba un toque más a Refrigerador a la mañana de diciembre, algunos copos de nieve aún estaban descendiendo del cielo y bajando con una delicadeza.
Orbes oscuros mirando hacia adelante con impaciencia, esperando ansiosa la llegada del transporte para poder llegar rápido a su trabajo, su pie chocó repetidas veces en el suelo frío para tratar de disipar el aburrimiento. Los dedos de sus manos podían sentirse cada vez más helados aunque encima de estos tenía sus guantes rosados, debería ser ilegal que haga tanto frío en las fechas navideñas, no se puede tener un buen espíritu navideño si había frío.
Manos cubiertas de guantes y su cabeza siendo calentada por un gorro tejido le hacia sentir menos frío que en la mañana cuando salió casi "primaveral" de su casa, metiendo las manos a las bolsas de su abrigada chaqueta optó por observar a los demás a su alrededor, no era cómo si tuviera algo mejor que hacer el resto de la espera. Contando y adivinando quienes serían los estudiantes que asistían a la escuela aquel día, o cuantos empleados había esperando en la estación.
Contando cuantas personas parecían impacientes y también las que no tenían prisa por llegar, tratando de memorizar el número de adolescentes con algún abrigo o sudadera de tonalidad rojiza y cuantos habían con algo de color blanco. El manter su cerebro haciendo algo de ejercicio le hacía perder el sueño para evitar quedarse dormida y perderse lo único que puede llevarla más rápido a su lugar de trabajo.
Aquellos orbes oscuros recorrían el lugar analizando cada pequeño detalle para apartar el sueño de su sistema, el sonido del tren llegando a la estación la hizo salirse de su cuenta imaginaria, se levantó de su asiento mirando rápidamente la hora en su reloj que portaba en su muñeca, sin importar cuanto tiempo viviera en Japón el cumplimiento de los horarios seguiría impresionandola a pesar de los años que tenía dentro del país.
Parecía un pequeño gatito tratando de escabullirse entre toda la multitud de personas esperando tener un asiento disponible para no ir de pie, logró entrar y disponer de un asiento antes que los demás subieran, odiaba permanecer de pie en aquellos lugares donde había tanta gente a su alrededor, sobre todo cuando el lugar es tan pequeño y estrecho.
