04.

1.8K 198 111
                                    

  La esencia de lo inesperado 

Es lunes y está llegando tarde.

Pero no es su culpa, el despertador no sonó y se levantó veinte minutos después. Algo que realmente podría arreglar con facilidad, pero cuando salió corriendo del conjunto de apartamentos y diviso el autobús que lo llevaba cada mañana hacia el trabajo irse sin él, Louis reconsidero la idea de tener un auto o al menos una bicicleta.

Rechazando la idea de esperar el siguiente autobús, que sumaría al retraso quince minutos más, subió nuevamente por las escaleras de emergencia hasta su loft. Buscando entre el pequeño almacén de su dormitorio la vieja y desusada skate que lo acompaño durante su etapa de estudiante entre las calles frías de Doncaster. Tomando en sus manos la lisa tabla roja corre hasta el pavimento fuera de su casa.

Quizás está un poco oxidado, pero está seguro de que llegara en veinte minutos o treinta minutos, si es que sobrevive.

El viento choca en su rostro, el sonido de las llantas raspando el suelo y su pierna bajando de vez en cuando para darle más impulso lo llenan de adrenalina.

Algunos carros pasan a su lado, el corazón bombea con rapidez, la éxtasis del momento lo hace volver a cuando tenía dieciséis años y la vida parecía más fácil, las responsabilidades eran menos y el tiempo parecía correr más rápido.

Divisando a lo lejos el gran edifico, acelera sin más. Calculando su bajada, Louis frena con la planta de su pie, se tropieza un poco mientras corre e intenta tomar la patineta con torpeza.

Esta un poco tambaleante cuando abre las puertas de la empresa y lo primero que ve es a Charlie, el recepcionista principal.

Está sentando en su habitual sitio frente al gran escritorio gris. Parece desinteresado por el entorno, observando la pantalla de su ordenador y tecleando cosas al azar. Se acerca con rapidez.

— Hey, Charlie —dice, el chico levanta su vista por primera vez.

Sus ojos son oscuros, profundos y calculadores. Pero su sonrisa aparece, un poco forzada si se permite ser honesto.

—Louis. —Pronuncia.

—Hola, ¿qué tal? Necesito saber si la estrella gucci ya llegó.

Su voz fluye con rapidez y no está seguro de si el chico entiende algunas de sus desordenadas palabras, pero le importa poco ahora

— Uhm, si hablas del castaño de ojos verdes y su representante idiota, si, ya están aquí, llegaron hace unos veinte minutos.

Charlie responde con tanta serenidad que pone a Louis más nervioso. Toma un buen respiro para mantener la compostura.

—Mierda. —Susurra cuando deja salir el aire, regresando su mirada a Charlie—. ¿Sabes dónde están?

—Segunda sala de conferencias.

Dice el chico sin pensarlo mucho. Louis asiente, resguardando la información.

—Gracias, ¿puedes cuidar esto? —Sin esperar respuesta del joven castaño, pasa la tabla de skate sobre el escritorio y se la entrega—. Regresare por ella más tarde. 

Caminando con rapidez, Louis sube por el ascensor hasta el quinto piso, donde las salas de experimentación y la reunión a la que no debía llegar tarde se encuentran.

Cuando las puertas de metal se abren, ve a Eve en el pasillo, alterada quizás, mientras camina de un lado a otro, acelera el paso sabiendo que un buen regaño se aproxima. Su amiga hace contacto visual y su rostro se tranquiliza.

La Belleza del Caos ➵ Larry's VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora