Capítulo 28 - Yo no soy ese tal Luke.

10.9K 890 197
                                    

Mientras estábamos dentro del ascensor mi labio inferior no dejaba de moverse al igual que mis dientes que castañeaban a medida que íbamos bajando. De alguna manera entramos los cuatro y no sabía si eso era algo bueno o malo. Estábamos más apretujados que sardinas en una lata y mi cara chocaba contra el pecho de Ashton, cosa que lo hacía aún más incómodo.

—Todos nosotros sabemos quién está ahí abajo —comencé hablando, mi aliento chocaba contra mi rostro al rebotar en el pecho de Ash y hacia que me picara la nariz—. Por lo tanto hay que hacer y tomarnos las cosas con cuidado. ¿Okey?

—¿Qué pasa si Luke piensa en herirnos o estrangularnos o lo que sea que pase por su mente psicópata? —Michael es el segundo en hablar y un poco de su cabello azul entra en mi ojo. Esperen... ¿desde cuándo cambio de color?

—No tenemos que correr, enfrentémoslo. Ya lo hicimos una vez ¿no? —Ashton deduce y su barbilla me hace cosquillas en la frente.

—Tenemos experiencia en esto, tendríamos que saber qué hacer en esta situación. —un frustrado Michael le responde.

—Ese es el problema, tenemos las agallas y técnicas. Pero no sabemos cómo usarlas, cualquier movimiento en falso y él podrá usarlo en nuestra contra. —todos asentimos en afirmación.

—Ahora no se separen para nada hasta encontrarlo ¿sí? Después si pasa algo solo corran, sepárense si se les es posible así tendrá menos posibilidad de agarrarnos a todos juntos. —comento y no puedo no apretujarme más contra el mecho del ojimiel y restregar mi nariz que no puedo rascar (Y además de que Calum me estaba empujando con su trasero)

El aire se me hacía más pesado a medida que avanzábamos, y no quería ver lo que iría a pasar. Posiblemente como el chico que me gusta intenta asesinarme y a sus ex amigos que ahora son mis amigos. Esto pasa todos los días, tú puedes Madeleine.

"Esperen, creo que tengo una idea que podría servirnos ;)"

Todos miramos a Calum y nos sonreímos entre nosotros, esto es a todo o nada.

[...]

Estaba caminando por el pasillo de donde habían provenido los ruidos. Y para colmo era el pasillo de donde yo vivía. Los pasos que daba eran lentos pero largos, tenía que mantener los dientes apretados para que estos no rechinaran y el labio inferior apretarlo con el superior para que no temblaran.

Movía los dedos impacientemente dando saltitos en mi pierna como si eso calmara el miedo que tengo dentro. Y de vez en cuando tenía que frotarme las palmas en la remera por el sudor que transmitían. En el bolsillo del pantalón tenía una llamada con Calum para que los chicos escucharan todo lo que pasaba para que escucharan todo lo que pasaba donde yo me encontraba.

Incluso aunque afuera hiciera algo de frio, adentro había una humedad que transmitía calor y era extremadamente asfixiante. No veía la hora de largarme de ahí.

Habían pasado unos cinco minutos y no ocurrió nada extraño, ni siquiera un ruido. Así que pensé en volver. Pero la puerta de mi apartamento se abrió lentamente con un chirrido que me puso la piel de gallina. Nada bueno iba a venir, pero necesitaba enfrentarlo.

Con la mano temblándome a mil por hora empuje la madera y esta se abrió lentamente. No se veía nada en mi panorama de visión. Pero no estaba el cian por ciento segura de que eso iba a pasar en las otras habitaciones. Y ni contar que las tremendas ganas de llorar que tenía y el calor no ayudaban en nada.

Mire para atrás para asegurarme de que todo estuviera en orden y de acuerdo al plan. Y un grito ahogado salió de mi garganta cuando mire nuevamente hacía en frente.

—L-l-u-k-ke. —no podía siquiera pronunciar un mísero nombre a estas alturas. Su remera blanca estaba teñida con gotas color rojo y bordo oscuro. Tenía el cuello de esta rota, y su cabello estaba totalmente hecho un mamarracho. Pero aun así no dejaba de verse lindo. Lo que más me llamo la atención de todo fueron sus ojos; Eran completamente Blancos. Sabía que cuando tenía los ojos completamente Negros no poseía el control de sí mismo. Y cuando los tenía Rojos podía controlar una parte de él. Pero no tenía la más mínima idea de que significaba cuando los poseía color blanco.

— ¿Quién demonios es Luke primor? —su voz estaba más áspera y gruesa de lo normal. Con cada palabra se iba acercando cada vez más a mí. Deseaba correr, escapar, dar pasos hacia atrás. Pero los pies no respondían a las órdenes de mis pensamientos y eso me aterraba. No tener control sobre mi misma.

—Tú, tú eres Luke. —me sorprendí a mí misma al poder hablar sin hacerlo entrecortadamente. Su risa inundo toda la sala y mis odios. Era escalofriante. Definitivamente quien quiera que esté en su cuerpo no es su verdadero dueño.

—No me hagas reír por favor —el aire ya no circulaba entre nosotros y eso me causaba nauseas. Me estaba ahogando sin hundirme. Me acariciaba el cabello de una manera que hacía que escalofríos me recorrieran y lograban sacudirme—. Yo no soy ese tal Luke, bebe —dio una vuelta completa rodeándome y analizándome de pies a cabeza para susurrarme—. Ese chiquillo no me llega ni a la punta de los talones.

—Y entonces ¿Q-quién eres? —puso su mano en su barbilla mientras pasaba la lengua por sus labios (o bueno, los labios de Luke) y jugaba con su piercing. Luego sonrió con arrogancia y negó lentamente con la cabeza.

—Te creía... un poquito más inteligente, Kleyn.—hizo un puchero con su labio inferior—. Recolecta información y júntala con las cosas que sabes. Si lo haces correctamente, el rompecabezas te lo dirá absolutamente todo —su cuerpo se balanceaba de un lado a otro de una manera diabólica, que de alguna manera no podías evitar dejar mirar—. Pero, cuidado con romperte la cabeza en el transcurso, no queremos que nadie salga herido. Tenemos todo planeado. Solo recuerda este simple acertijo; Cuando la luz de luna se refleje en el sótano , entre dos opciones tendrás que decidir. La muerte has de seguir si tú quieres vivir —poco a poco se iba desvaneciendo en el aire—. Espero que lo descifres antes que sea el momento.

Y entonces reconocí su voz, Félix.

ROOM 336Donde viven las historias. Descúbrelo ahora