Capítulo 27 - Bien.

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Y en ese momento no supe que hacer. No tenía la más mínima idea de; Si lo había dicho, Si lo había pensado o si hice ambas. Quería desaparecer de la faz de la tierra mientras Ashton me miraba. Y lo peor de todo es que no sabía descifrar en la forma en que me observaba ¿Odio? ¿Rencor? ¿Arrepentimiento? Sea cual sea me la merecía de todas maneras. Fui una perra sin corazón. Justo ahora tiene que atropellarme un autobús o que baje un ovni del cielo y me lleven en su nave para hacer experimentos conmigo mientras comen mi cerebro y se toman mi sangre como jugo de tomate.

Quería articular alguna palabra. Necesitaba decir algo. Pero las palabras se quedaban atascadas en mi garganta como si una fuerza invisible me impidiese hablar. Tal vez era que si decía algo la terminaría cagando más de lo que ya está. O porque en realidad no lo sentía.

Era como si el tiempo se hubiera congelado a propósito para ponerse en mi contra y quedar como la idiota que era. Porque vamos, ¿Quién no quiere un Ashton que te diga todas esas palabras tiernas que derrochaban miel mientras vomitaban arcoíris y cagan flores?

¿Dónde está mi premio nobel a la hija de puta del año?

No quería hacer a Ashton llorar. Pero con la rapidez con la que parpadeaba me indicaba que quería llorar en ese momento. Y yo era la causa obviamente.

—¿A dónde vas? —pregunte mientas veía que se levantaba y se sacudía los pantalones. Me sonrío.

No Ashton no, ¿qué te pasa? Posiblemente acabo de romper tu corazón y me sonríes.

—A comer helado, estos dos tontos ya han dejado de pelear —me tendió la mano para ayudarme a levantar—. A demás, de que me quede con las ganas desde la heladería.

—Espera —lo detengo antes de que nos acerquemos más a los chicos y puedan escuchar nuestra conversación—. ¿Estas bien?

—Estoy bien.

—No pareces o luces estar bien.

—Bueno entonces, deja de mirarme. —al pronunciar la última palabra se soltó de mi agarre colocando su mano encima de la mía. Su mano estaba caliente, a pesar de que el clima posiblemente tendría que haber hecho que esta estuviera a una temperatura normal. Que su mano estuviera cálida me transmitía confianza. La confianza que tire a la basura.

—Yo... lo siento. —era tarde. Demasiado tarde para decírselo, pero era mejor que no decirlo nunca.

—Descuida tu silencio me lo dijo todo, Madeleine. Todo. —y ahora estaba más que confundida.

Hay que buscar a alguien a quien echarle la culpa ahora y lo primero que se me cruza en la cabeza es Luke. Luke, malnacido tienes la culpa de todo.

Ojala mientras te estés besando con tu amiguita se le quede enganchado tu arito del labio en el de la rubia y cuando se separen se le rompa toda la boca y quede al estilo Jeff the killer.

Podía escuchar como Ashton hablaba con los chicos y les pedía que convidaran el helado. Y también que hablaban de mí, pero no prestaba mucha atención por lo tanto las frases se encontraban cortadas.

—¿Podemos hablar un momento? —Michael se encuentra a mi lado pero unos pasos más atrás con los brazos cruzados y por supongo que enojado. (Porque incluso cuando no sonríe parece un gatito bebe feliz. Pero ahora parece un gatito bebe enojado que no ha recibido su porción de leche del día)

—¿Qué pasa Mike? ¿De qué quieres hablar?

—Quiero hablar de ¿cómo podes rechazar a Ashton? —corta cada palabra mientras me agarra de los hombros y me agita.

—¿Qué?

—Él estuvo día y noche sin dormir pensado en ti. En la manera perfecta de declararte que le gustas. ¿Sabes lo que es ver a tu amigo llorar porque sabe que la chica que ama posiblemente se esté besando con su ex mejor amigo? ¿Escucharlo decir que su vida no vale la pena?

»Posiblemente te sentiste mal al ver a Luke besando a alguien más. Pero; A que no te habías puesto a pensar cómo se siente Ashton mientras él te ama más que a nada en todo el mundo y alguien ya tiene tu corazón que no es él.

»Solo voy a pedirte una cosa. Una sola cosa. Cuando el maldito de Luke rompa tu insensible corazón no vayas tras Ashton en busca de consuelo ¿bien? Él no es capaz de reparar tu corazón. Él directamente te dará el suyo por el hecho de que simplemente no aguantaría ver las rajaduras del tuyo.

»Yo no voy a decirte con quien puedes tu o no andar, es tu vida y nadie se puede entrometer en ella. Ya somos adultos y es hora de que cada uno tome decisiones por sí mismos. Somos amigos y sé que quieres a Luke, no tengo idea de si lo amas o no. Únicamente quiero que sepas que espero que tú sepas que tomaste el camino correcto porque ya no hay más vuelta a atrás.

Satán, dame el honor de irme contigo. Quemarme en el fuego del infierno mientras me achicharro para quedar como un carbón andante.

—Creo que no elegí ningún camino hasta ahora, pero créeme Clifford que cuando lo haga tu estarás como el guía ahí para abofetearme si mientras voy por uno miro para el otro —y me cacheteo—. Pero no ahora Michael, joder.

—Lo siento mi erro... —y su frase quedo incompleta al unos gritos hacer que todos nos sobresaltáramos y nos miráramos entre sí. Los gritos eran provenientes de abajo y los cristales se estaban haciendo pedazos también al parecer. Pensamos lo mismo todos; Luke.

Él había vuelto, y no en su mejor forma. Si antes era imparable ahora destrozaría media ciudad por lo menos. Antes de apartar las miradas y correr hacia de donde provenía todo el bullicio todos sabíamos que sea lo que sea que él estaba haciendo no iba a finalizar en buenos términos.

Pero la puta madre, ¿Nada puede ir bien aunque sea por solo un mísero momento?

Perraleine y compañía al rescate.

ROOM 336Donde viven las historias. Descúbrelo ahora