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Narra ______ (g!p)
–¿Estás listas?–preguntó Sabrina, mi secretaria
–Siempre estoy lista cariño–respondí sonriendole y guiñando un ojo, algo que la ruborizó ligeramente
Miré mi reloj de muñeca, estaba a menos de diez minutos de entrar a una reunión para cerrar un contrato, que tenía altas probabilidades de ser millonario.
Suspiré acomodando mi traje, pero mi celular comenzó a sonar desesperadamente, era una llamada de Hailey.
–Hey baby–saludé alegremente
–______
–¿Qué pasó?
–...Dua está en el hospital
–¿Qué? ¿De qué hablas?
–La encontré al borde de las escaleras en su casa, se veía muy mal, tenía varios moretones, ______....ella perdió el bebé–su voz pareció quebrarse mientras hablaba–Ella aún no lo sabe, y realmente creo que te va a necesitar cuando lo sepa
–Voy para allá, mándame la dirección–pedí colgando y tomando las llaves de mi auto
–_______ ¿A dónde vas?–preguntó Sabrina
–Debo irme, Dua tuvo un accidente y está en el hospital
–Pero la reunión, es una muy importante, no puedes irte–intentó detenerme, pero la ignoré
–Por favor Sabrina, ellos son los que tienen el privilegio de asociarse conmigo, si de verdad lo quieren podrán esperar–dije caminando al elevador y marcando el primer piso–Diles que tuve que irme de urgencia y agenda otra reunión para la próxima semana–le pedí antes de que la puerta se cerrara
Espere a que el elevador llegara al primer piso y salí prácticamente corriendo hasta mi auto. Me subí y marqué en el GPS la ubicación que Hailey me mandó. Creo que nunca había ido tan rápido en mi auto, pero pensar que algo pudiera pasarle a Dua, es algo que no puedo soportar.
En tiempo récord llegué al hospital, dejé el auto mal estacionado pero no me importó, corrí directo a la habitación que Hailey me dijo, abrí la puerta y vi a Hailey de pie con Justin a su lado, el rubio tenía una mano en su hombro y no tenían buena cara.
El doctor también estaba ahí mirando a Dua con compasión.
–Dua–dije abriéndome paso a la cama
–______–por fin pude ver su rostro, sus ojos estaban ligeramente rojos al igual que su nariz y las lágrimas descendían por sus mejillas. Tenía el labio roto, un moretón en el ojo y otro en la mejilla–Dime que no es verdad, dime que no es verdad, por favor–sollozó negando con la cabeza, sin pensarlo me acerqué abrazándola con mucho cuidado, se aferró a mi cuerpo como si su vida dependiera de ello
