Rocío Mendoza

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Camilo pov

Había esperado a Rocío durante quince minutos en la puerta de la casa sin éxito alguno, la abuela me había dado permiso de tomarme el día libre de mis obligaciones como Madrigal para pasar el día con Rocío y ella no había llegado.

Mi corazón se partía mientras mi mente me decía que seguramente debía de estar con Sebastián, al final, el era más alto, y seguramente más fuerte y guapo que yo.

-Camilo, fue suficiente, es obvio que ella no vendrá, ve a ver a quien ayudas, y olvidate de esa muchahita.

Mi cara debió demostrar lo mucho que me dolió escuchar eso -. Lo lamento, solo - paró y se acercó a mi - no quiero que salgas lastimado.

Asentí tristemente y me dirigí colina abajo buscando las tareas de llevaría a cabo el día de hoy. Estuve un rato de casa en casa haciendo lo usual, cuidando bebés, ayudando a colgar cosas, etcétera. Me senté en la fuente y un grupo de chicas pidió mi ayuda para que les pasara algunas cosas que no alcanzaban, para mi fortuna/desgracia, había crecido lo suficiente para alcanzarlo sin tener que cambiar de forma, aunque con ello perdí una excusa para cambiar.

Las chicas, como siempre, se mostraron muy agradecidas y un poco cariñosas, algo que antes me había agradado y subido el ánimo, incluso les habría seguido el juego, pero hoy no, lo único que pasaba por mi mente, y por primera vez, sin causarme una sonrisa, era Rocío, mi Rocío cuyo corazón tal vez pertenecía a alguien más, específicamente a Sebastián pero, fue ahí cuando lo vi, estaba aquí y no estaba con Rocío, ella no estaba con el, mi corazón comenzó a latir fuerte.

Las voces de las chicas me seguían mientras subía hacia la casa esperando ver a Rocío, ver que solo había llegado tarde. Llegué a la casa pero ellas seguían detrás de mi.

-Gracias señoritas pueden irse ya llegamos - les dije esperando que se fueran y que solo habían llegado aquí como un acto de agradecimiento.

-Pero Camilo... - comenzó una.

-En serio, pueden irse, estoy esperando a alguien, - el rostro les cambió por completo y se fueron enojadas. Entré a la casa esperando ver a Rocío dentro platicando con alguien como Isabela o Dolores pero al entrar pude ver a mi tío Bruno con ella. Los nervios me invadieron, a pesar de que amo a mi tío una parte de mi temió sobre lo que le pudo decir a Rocío, y más al ver su cara entre sería y triste.

-Rocío - dejé que el alivio y felicidad de verla me inundaran y tal vez, mi voz sonó más feliz de lo que debió escucharse.

-Hola, lamento llegar tarde - se disculpó.

-No importa vamos. Adiós tío - la tomé de la muñeca y nos dirigimos a la salida de la casa. Pude ver a la abuela en la escalera - Adiós abuela, Rocío ya llegó, nos vemos.

Mi abuela se quedó sorprendida en las escaleras y yo salí corriendo con Rocío junto a mi.

...
Perdón por la hora, no me maten, los y las amo. En un ratito más subo el siguiente

Destino (Camilo Madrigal Y Tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora