La temperatura bajó tanto, que el ambiente podría compararse con un heladera, el reloj estaba por marcar las tres de la madrugada, era la hora más fría de la noche; Kyungsoo se encogió entre las mantas en busca de calor, pero algo le inquietaba, como si estuviese siendo observado, entonces, abrió un ojo y luego otro, aún adormilado, observó como la luz de la luna llena ingresaba con ligereza por la ventana que daba a la calle principal. Al girar su cabeza dio con la otra ventana, que daba al jardín de la casa, pero se llevó el susto de su vida al notar una silueta desconocida, parada junto a ella, en la esquina de la habitación, intentando pasar desapercibido en medio de la oscuridad.Era alto, de piernas largas y cuerpo al parecer medio grueso, pues su vestidura enteramente negra no le permitía describir a mayor detalle. Era difícil ver su rostro, tenía un gorro que le cubría las cejas y un tapabocas que lo hacía imposible de identificar. Estaba parado en silencio, sin hacer nada, solo observaba al muchacho fijamente, con esos ojos grandes y oscuros, que reflejaban asombro e incredulidad.
Kyungsoo se sentó velozmente y frotó sus ojos en un intento de hacer desaparecer a ese hombre que parecía ser producto de una alucinación o un sueño, pero por más que lo hacía, no se iba. Lo desesperaba el silencio y la incertidumbre de saber si era real o no.
Tenía miedo, mucho miedo, contuvo sus ganas de gritar, pero era plena madrugada, no quería armar un escándalo y asustar a Jongin, quería evitarle a toda costa un disgusto, más ahora que las cosas empezaban a marchar más que bien entre ellos.
No lo pensó más y decidió preguntar:
—¿Quién eres? —susurró con voz temblorosa.
Pasaron segundos en silencio, que parecían convertirse en minutos, aquella figura, lo miraba detenidamente, como si estuviera igual o más sorprendido que el mismo Kyungsoo.
Pero cuando apenas dio un paso, el mayor lo interrumpió.
—Por favor no me haga daño —imploró con voz temblorosa.
—No lo haré —dijo el extraño con su voz ronca, intentando susurrar.
A medida que iba a acercándose a la cama, Kyungsoo se apegaba más a la cabecera, con temor a ser atacado; jalaba de las mantas intentando controlar sus nervios.
Pero cuando el extraño se sentó frente a él, dejando un poco de espacio para no asustarlo, Kyungsoo percibió un aroma que le resultó conocido.
En ese momento todo el miedo se esfumó.
—¿Quién eres? —cuestionó con una mirada tajante— ¿Yixing? ¿Taemin?
El otro joven se quedó en silencio.
—Siento que te conozco, pero no puedo recordarte —dijo desesperado al no poder reconocer a esta persona—. Tu olor... tu perfume se me hace familiar.
—Entonces Yixing no estaba mintiendo —susurró fascinado.
<<Kyungsoo, mi amado Kyungsoo, eres tú>>, dijo para sí mismo el intruso con una inmensa emoción en su pecho.
El extraño acercó su mano a la frente del más bajito y con sus dedos, apartó unos cuantos cabellos despeinados. Cuanta falta le había hecho volver a tocar esos suaves y delgados cabellos.
Cuantas noches había llorado de la impotencia al recordar como esos hombres se llevaban a Kyungsoo, mientras el no podía hacer nada, solo observar tirado desde el piso mientras sentía como su vida se escurría entre los charcos de sangre que lo rodeaban.
Continuó con su trabajo, enredando sus largos y callosos dedos entre los cabellos, intentando de esta forma transmitirle todo ese cariño que tanto le gustaba recibir al mayor hace algún tiempo atrás.
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MEMORIA ENREDADA
FanfictionJongin es un oficial de policía superior, reconocido por su brillante actitud, carisma, simpatía y sus ganas de luchar porque su sociedad sea mejor cada día. Su vida tranquila, cambió aquella noche cuando lo llamaron a la biblioteca para atender un...