Le dio un sorbo a su café y pasó la página de su libro. Era sábado y la tarde pasaba silenciosa y calmada.
El olor que provenía de su taza inundó la sala, creando un aroma agradable para quien pasara por ahí. Su madre descansaba recostada en su silla mecedora, mientras sus manos ágiles cruzaban los palillos y formaba otra fila de puntos en su tejido.La tranquilidad se vio interrumpida por la vibración del teléfono del muchacho de piel trigueña.
—¿Hola? —se le oyó decir—. ¿Cuál es el problema? —tuvieron que pasar algunos segundos para que contestara de nuevo—. No deberían descartar la posibilidad de que sufra algún desorden mental, déjenlo tranquilo, yo me encargaré personalmente de hablar con él —aclaró antes de colgar el teléfono y cerrar su libro.
—¿Qué acaso no puedes estar tranquilo un solo día Jonginnie? —preguntó su madre, levantándose junto a él—.Hijo, necesitas respetar tus días de descanso, trabajas todos los días y yo sé que amas lo que haces, pero piensa un poco en ti ¿está bien? —sugirió mientras acariciaba la cabeza del más alto—. Mi apuesto hijo, estoy tan orgullosa de ti.
El muchacho sonrió levemente y depositó un beso en la frente de la mujer que tanto amaba.
Caminó hasta el pasillo, tomó un sacón largo y negro, mientras dejaba su hogar para cumplir con su responsabilidad.
El camino hacia la librería parecía eterna.
Su colega Taemin, lo había llamado porque se trataba de un caso especial, un joven desconocido se negaba a salir de una biblioteca, al parecer no contestaba a ninguna pregunta y se ponía bastante nervioso cada vez que alguien intentaba hablarle o tocarlo.
Si de algo podía jactarse Jongin era de su habilidad para hacer que la gente confiara en él. Incluso en los casos más complicados, otros policías y abogados solicitaban de su ayuda para conseguir que los involucrados se animaran a hablar con la verdad o contar todo lo que supieran.
Sus dedos golpeteaban con suavidad el volante, esperando a que la luz del semáforo diera paso al verde; pensaba que sería como siempre, que no le tomaría mucho tiempo y volvería a tiempo a casa para cenar con sus padres.Al llegar a la biblioteca se encontró en la puerta con algunos colegas a quienes saludó, entre ellos se encontraba Taemin.
—Buenas noches Oficial Kim —habló haciendo una reverencia.
—Buenas noches Tae, quiero los detalles.
—Bien, según los trabajadores de la biblioteca, el joven ingresó como cualquier otra persona, así que no le prestaron demasiada atención, pero gracias a las cámaras de seguridad se sabe que ingresó a las dos de la tarde, siendo así, se quedó alrededor de cinco horas aquí. Tampoco armó ningún escándalo o algo parecido, simplemente tomó el libro más grueso y pesado de todos, lleva horas revisándolo.
—¿Descripción física?
—Por lo que se ve es de baja estatura, delgado, tiene el cabello negro, piel bastante blanca y los ojos cafés oscuros. Es todo lo que puedo decirle oficial.
—Bien, muchas gracias, por favor acompáñame.
Se adentró lento y con calma para no asustar al otro chico, se apoyó a unos cuantos metros de distancia, con cautela, lo primero que debía hacer era analizar la conducta de aquel individuo.
Sentado en la mesa del fondo, leyendo una enciclopedia, o bueno, parecía intentarlo, ya que lo único que hacía era pasar sus dedos por los renglones con velocidad, observaba las imágenes, los mapas. Cada intento parecía desesperarlo más.Jongin tomó asiento, se quedó quieto esperando que el joven notara su presencia, cosa que nunca pasó por lo que decidió empezar una charla.
—Hola, mi nombre es Kim Jongin —susurró—, ¿Cuál es tu nombre?
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MEMORIA ENREDADA
FanficJongin es un oficial de policía superior, reconocido por su brillante actitud, carisma, simpatía y sus ganas de luchar porque su sociedad sea mejor cada día. Su vida tranquila, cambió aquella noche cuando lo llamaron a la biblioteca para atender un...