Ofrenda

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Fugo se levantó temprano como de costumbre, vio a Narancia durmiendo plácidamente en la cama abrazando una almohada. Tras depositar un beso en su mejilla le dejó una nota a un costado y luego se preparó para ir a trabajar.

"Iré a dar clases hasta el mediodía  y luego pasaré a buscarte junto con Buccellati para ir al hospital, dejé un desayuno especial para ti en la nevera, descansa querido y no te sobre esfuerces o tus heridas no sanarán e incluso te puedes desmayar por la presión sanguínea"

Dejó un vaso de  jugo y un pan con queso y tomate listos para servir dentro del refrigerador en caso de que Narancia decida desayunar, luego salió del departamento y bajó a la calle para tomar el bus hasta la academia.

Ya dentro del transporte, sacó de su bolso el libro que estaba leyendo el día anterior. Estaba sucio y algunas páginas se habían doblado cuando corrió a ayudar a Narancia y tiró lejos el objeto.

Debía regresar a la biblioteca y de seguro le cobrarían indemnización por devolverlo en ese estado. Suspiró pesadamente y se reclinó en el asiento mirando por la ventana habló para si mismo.

—No importa se debo pagar, salvar la vida de Narancia lo vale

Luego regresó la mirada a la lectura y continuó hasta llegar a su parada, bajó del bus y caminó hasta la academia, donde como de costumbre saludaba a los cachorros internados que jugaban y corrían por el patio, tras esto iba al salón correspondiente, a esperar que sus alumnos lleguen y poder comenzar sus clases. Ese día era taller de lectura.

Los cachorros seguían las lecciones de comprensión lectora que Fugo les iba exponiendo, como inferir la información de textos o la diferencia de lo connotativo y denotativo para poder entender más fácilmente la intención de la lectura.

Pero su mente consciente estaba en otro lugar. Su cuerpo obedecía mecánicamente como si de una marioneta se tratara, ya sabía los contenidos de memoria gracias a su alto coeficiente intelectual, pero sus pensamientos estaban enfocados en Narancia.

No dejaba de pensar en lo sucedido, cómo su vida cambió en un instante y también todos sus sentidos. En una noche lo conoció y pudo saber todo de él, y con la mordida pudo conectar no solo su instinto sino también  plasmó sus emociones a flor de piel.

Pero olvidaba algo importante, algo fundamental para el inicio de todo alfa, y era la ofrenda.

Tanto en sus libros de biología como los de historia y sociedad anipersona, se plasmaba que una vez que el alfa marcaba al omega como su propiedad, éste debía llegar con una ofrenda como muestra de protección, dándole a conocer que es lo suficientemente fuerte como para brindarle refugio, alimento y ser el proveedor de los futuros cachorros. Aquel ritual ancestral era parte del ciclo de la vida y con los años ha ido evolucionado. 

En la antigüedad en épocas de guerra y conquistas se cazaba a un beta y se entregaban como ofrenda, en el caso de la ascendencia herbívora se debía ofrecer un fruto robado de algún huerto enemigo.

En la edad media y moderna se ofrecía como ofrenda al omega un objeto de elevado valor, demostrando la capacidad de ser el sustento de un hogar ya sea de la nobleza o plebeyo. Esto prevaleció incluso con la llegada de trabajo asalariado y liberación de capital, pues aquí se incrementó el valor del bien material que se entregaba al omega.

Ya en la actualidad contemporánea, en la ofrenda se puede entregar cualquier objeto de valor comercial o emocional, pero al igual que en toda la historia, si aquella ofrenda no es bien recibida de parte del omega se corre el riesgo de que el lazo se desvincule y la marca desaparezca. Han sido casos mínimos a lo largo del registro histórico, pero ha sucedido cuando el omega rechaza la ofrenda y no ha habido apareamiento previo.

Sweet Emotion ♡ FugoNara Omegaverse ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora