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Soobin se irguió y frunció los labios

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Soobin se irguió y frunció los labios. Retiró la mano y la dejó caer entre sus rodillas.

—Porque, por un corto periodo de tiempo, perdí el control. No sólo con lo que estaba ocurriendo entre tú y yo, sino también aquí, en este despacho. Lydia fue una válvula de escape. Así de simple —dijo mirando a Yeonjun con pesadumbre—. Estaba bajo mucha presión y, sinceramente, la utilicé para librarme de alguna de esa presión.

¿Y eso qué significaba?, se preguntaba Yeonjun, sintiendo que la ira se agitaba en su interior.

—Claró, y ahora, yo tengo que perdonar y olvidar —dijo— Y sentarme a esperar la próxima vez que estés bajo presión y sientas la necesidad de encontrar una válvula de escape.

—No —dijo Soobin con tranquilidad— , porque no volverá a ocurrir.

Yeonjun lo miró con escepticismo.

—No volverá a ocurrir —repitió Yeonjun— porque la primera vez no funcionó.

Soobin observó el rostro de Yeonjun para ver si entendía lo que quería decir. Sonrió al
comprobar que no era así.

—Tú y tu eterna inocencia —murmuró secamente.

—Dejé de ser inocente, Soobin, a
los diecisiete años. ¡Tú me quitaste esa inocencia!

—Tú me la diste, Yeonjun. Me la diste libremente.

Yeonjun se sonrojó. Soobin tenía razón. No solamente se la había dado, sino que se la había entregado alegremente.

—Y, lo creas o no —continuó Soobin—, la acepté cuando no tenía intención de hacerlo. No... no pienses mal. Te deseaba. ¡Dios mío, siempre te he deseado! Tenía veinticuatro años y cierta experiencia. Sabía que debía apartarme de ti y marcharme antes de que las cosas llegaran a ser demasiado serias. Pero no pude, así que decidí que lleváramos una relación inocente, pero tampoco pude conseguirlo —dijo apretando la mandíbula— Al final, estaba tan obsesionado contigo que mi trabajo se resintió. Y el tuyo también. Tenías sobresaliente en todo hasta que aparecí yo. Pero, en lugar de sumergirte en los estudios, que era lo que debías hacer, empezaste a salir conmigo. Y tus padres hablaron conmigo ...

Yeonjun se quedó muy sorprendido ante aquella noticia. Siempre había pensado
que sus padres se habían limitado a saludar a Soobin con una sonrisa cuando iba a recogerlo a casa.

—No querían que saliéramos. Y tenían razón, yo ponía en peligro tus estudios. Y por ti, yo pospuse los grandes planes que tenía para mi futuro.

—¿Esto? —preguntó Yeonjun, refiriéndose al despacho en el que estaban.

—Algo como esto —asintió Soobin.

—Así que al final alcanzaste tu sueño, a pesar de mí —dijo Yeonjun amargamente

 Un Marito Infedele • SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora