Parte 11: La habilidad

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El Goliath sonrió, satisfecho de que su plan hubiera funcionado a la perfección. Tenía la inteligencia suficiente para saber que su contrincante en esa ocasión era demasiado resistente como para atacarlo él solo. Los minotauros eran buenos súbditos, y aunque había perdido muchos más de los que tenía planeado en un principio, el trabajo ya estaba casi completo. Solo tenía que quitarle cuatro puntos de vida más a esa amenaza blanca y asunto terminado. Solo tenía que...

De repente, la amenaza blanca blandió su arma y se deshizo de algunos de sus súbditos más. El Goliath razonó de manera aceptable: Debió de ser un último ataque antes de caer, en un intento de facilitar cuanto pudiera el escape del más débil. Nada impediría que la más pequeña escapara, pues aún le quedaban múltiples aliados que podrían continuar con...

De la nada, la amenaza blanca se deshizo de un total de diez súbditos más, a pesar de estar al borde de la muerte. Sin entender nada, el Goliath se acercó más a su víctima, sin entender porqué sus aliados no podían quitar cuarenta y nueve miserables puntos de vida...

Lincoln Loud. HP: 49/815

Hubo un momento de silencio en el que el Goliath no atinó a hacer nada cuando procesó lo que pasaba por sus ojos. La vida de la amenaza blanca estaba subiendo.

58... 74... 103... 152...

No fue sino hasta que llegó a las dos centenas que el Goliath se dio cuenta de que estaba en peligro. Sus súbditos se habían reducido a casi la mitad, y no parecía que ninguno de ellos pudiera hacer nada para contraatacar. Cada segundo parecía ser peor que el anterior.

El Goliath puso cada músculo de su cuerpo a trabajar, y atacó con todas sus fuerzas al albino.

- ¡GGGGGGGRRRRRRRAAAAARRRRGGGHHHHH!

Sin ninguna señal de resistencia, el Goliath se fijó con atención en el albino, esperando verlo caer ante la fuerza de su ataque. Sin embargo, lo que vio lo dejó helado. Su víctima peliblanca estaba... sonriendo. Tenía todo un mazazo clavado en su hombro izquierdo, eso sin contar las múltiples hachas que los minotauros clavaron en él con anterioridad. Él, monstruo de muchas primaveras contadas, cuya fuerza intimidaba a casi todos los monstruos de nivel medio e incluso algunos de nivel alto, estaba siendo visto como una presa por un ser que no contaba con más de veinte primaveras en su haber. Y a pesar de que su ataque podía acabar con varios guerreros de un solo golpe, a la amenaza blanca no le había bajado más de un tercio de su vida entera.

Si pudiera hablar, el Goliath habría dicho: De acuerdo, tengo un problema.

Lincoln vio al Goliath exactamente de la misma manera en la cual un carnicero vería a un cerdito bien rechoncho. El albino, por alguna razón inexplicable, seguía regenerando vida.

De acuerdo, tengo dos problemas. 

Su mazo estaba atascado en el cuerpo del albino, pues su gelatinosidad había sido activada. Y para colmo de males, el Goliath sintió al instante que él mismo era envenenado y que su vida comenzaba rápidamente a decrecer.

Ok, tengo muchos problemas.

Mientras el peliblanco se encargaba de todos los minotauros restantes y del Goliath mismo, el jefe final tuvo un miserable consuelo antes de morir: no era el único sorprendido. La pequeña rubia miraba todo con la boca abierta, sin atinar a moverse ni un ápice. Para cuando el Goliath se murió, y checó por última vez la vida de su enemigo, vio que estaba al máximo.

Me lleva la...

Su corazón se detuvo, y no vio nada más.

- ¡Wahhhhh! Qué bien se siente saberse fuerte. Mmmmhhhh... Pensaba que me iba a afectar más la idea de no haber llegado hasta la cima yo solo, pero creo que estoy bien. Aunque sea solo una persona, me parece que me siento cómodo con esa idea. ¿Qué me dices, Lana? ¿Te gustaría seguir combatiendo conmigo? ¿...Lana?

Llegando hasta la cimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora