Parte 12: La fama

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Lincoln estaba más que contento con su desempeño en los últimos días. A pesar de que no pudo continuar con su sueño de hacer todo solo, nadie podía negar ahora que su perspectiva era válida: Mientras más te arriesgaras a combatir con menos gente, mayor será la recompensa que te darán. Lincoln estaba evolucionando de un modo impresionante. Sus estadísticas se complementaban maravillosamente, y nada parecía ser capaz de detenerlo.

La noticia de que él solo junto con su hermana habían vencido a un ejército de minotauros y a un enorme Goliath se esparció como un incendio, y en menos de dos horas de haber salido del calabozo, Lincoln se vio acosado por un sinfín de periodistas y entrevistadores, nada más terminando la cena.

- ¡Lincoln Loud! ¿Nos puede conceder unas palabras?

- ¿Tiene algún secreto para su éxito? ¿A qué lo atribuye?

- Las invitaciones a los mejores clanes del mundo han de estarle lloviendo a cántaros, señor Loud. ¿Tiene que decir algo al respecto?

 - El mejor jugador del mundo ha declarado continuamente que pretende hacer que se una a su clan. ¿No va a responder a esa llamada del destino?

- ¡Por favor, explíquennos a detalle lo que ocurre cuando combate! ¿Dónde aprendió a dominar tanto el campo de batalla en solitario?

- ¿Podría decirnos el secreto de sus habilidades?

- ¡Demuestre de lo que es capaz!

Esa fue la única petición que Lincoln se dignó a contestar, aunque no fue de la manera que los reporteros se esperaban. Utilizando su cuerpo gelatinoso, Lincoln se limitó a pasar entre todos los entrevistadores, pues necesitaba solo de unos cuantos milímetros de espacio para pasar. Los curiosos se sorprendieron sobremanera al ver que Lincoln pasaba entre todos ellos como si nada. Lincoln esperaba que con eso se dieran todos cuenta de que no podían hacerlo hablar y que lo dejaran en paz. Eso deseaba. Sin embargo, tuvo el efecto contrario.

- ¡AHÍ LO TIENEN, DAMAS Y CABALLEROS! ¡SOLO UNA HABILIDAD Y YA SORPRENDE AL MUNDO!

- Si lo único que hice fue hacerme algo intangible, ni siquiera era invisible -murmuró Lincoln, harto de tanta cháchara.

Por fin pudo entrar en su casa, ese edificio que le pertenecía a la familia Loud. Lana había llegado sin problemas, pues nadie se había fijado en ella. Eso la entristeció un poco, pero era consciente de que la situación era precaria. Lana vio a su hermano llegar con la cara inexpresiva, sin siquiera mirar hacia ninguna de las personas que trataban de llamar su atención. Luego se iluminó cuando la vio a ella. Eso la hizo sentirse... feliz.

- Ey, hola -dijo Lincoln, sonriendo un poco cuando vio a Lana- Perdón por dejarte sola, pero al menos llegaste sin tantos problemas como yo.

- Eso es cierto -admitió Lana- Pero eso no quiere decir que me guste.

Lincoln no insistió más con el tema, por lo que se limitó a quedarse callado mientras ambos se adentraban en su casa.

Los demás miembros de su familia se encontraban ahí. Aunque no fuera un trabajo cansado, los padres se sentían ligeramente hartos de todo el papeleo que habían tenido que procesar para que les dieran ese espacio privado, y los gastos no hacían sino aumentar mientras más mejoraban sus hijos.

Para que en general hubiera trabajos para todos los individuos y no solo para los aventureros, era evidente que había varios empleos como en la vida real. Había los más comunes como los negocios de comida, de mercancía, productos y demás, pero también había recolectores de impuestos, seguridad para los ciudadanos inofensivos, comerciantes y políticos, aún cuando para llenar todos los espacios hubiera uno que otro NPC entre los avatares de las personas. Y aunque muchas de las personas soñaban con entrar a un clan grande o ser partes de los aventureros más famosos de todos los tiempos, no todo eran ventajas. Claro, era bastante probable que salieras indemne de cualquier situación peligrosa, pero mientras más individuos experimentados hubieran en un mismo clan, mayores serían los impuestos que todos tendrían que contribuir para permanecer en dicho clan. En realidad no había problema si los aventureros en cuestión ganaran los recursos necesarios, pero todos los días desaparecían mínimo dos clanes de la faz de la Tierra del Sueño por no haber sido capaces de pagar todos los impuestos a tiempo, quedando también en baneos temporales para los involucrados.

No había nadie más que Louds en esa organización, y no dejaba de ser un alivio, pues apenas y podían con los impuestos para ellos. Lincoln había gastado por mucho tiempo dinero innecesario para ganar acceso como un nuevo avatar, pero ahora que aguantaba mucho más y mejor que antes, los Loud por fin tenían una cantidad razonable de dinero ahorrado  en sus cuentas. Lo que ganaban los hijos en sus idas al calabozo por fin dejaban números escritos en tinta negra, aterrados para siempre del color rojo. La lealtad a su familia por fin estaba rindiendo frutos. Era cierto que todos se habían sentido algo desesperados cuando Lincoln negó su estadía en los clanes más grandes, negándose así a una buena inversión semanal (tal vez incluso diaria si lograba destacar), pero ahora al menos estaba pagando su lugar como Dios manda. Claro, lo que más les importaba a todos era que Lincoln pasara el tiempo con ellos, lo cual seguía sin ser del todo posible cuando se adentraban en nuevas expediciones: Lincoln seguía insistiendo en ir solo, o ahora solo con Lana. Si llegaba un momento en el que Lincoln llegara a un nivel de experiencia superior, era posible que ya se animara a querer estar en un grupo completo, pero al menos ya se estaba abriendo con alguien más.

Lincoln estaba recibiendo más invitaciones que nunca, y eso era algo que todos le admiraban pero que a la vez le reprochaban. Con solo aceptar cualquiera de esas ofertas sería suficiente, pero Lincoln se mantenía firme en su decisión de combatir lo más solo posible. Eso sí, ya nadie consideraba que fuera débil. Su rango iba en aumento, y no tardaría en obtener nuevas habilidades que lo apoyarían como nunca en sus expediciones. La rapidez con la que avanzaba era casi de miedo.

Lana, más que nadie, se sentía a gusto con Lincoln a su lado. Después de todo, era ella quien prácticamente lo había visto crecer. Incluso ella misma estaba mejorando un poco, y estaba empezando a comprender lo que veía Lincoln cuando combatía: puntos débiles, estrategias, la manera en la cual tendría que actuar para atacar a varios enemigos a la vez y para recibir la menor cantidad de daño posible. Era difícil, pero poco a poco estaba aprendiendo. Su Kora se estaba volviendo cada vez más útil, pues la dominación que tenía sobre los seres caninos aumentaba con el tiempo. No solo eso, sino que ahora otra clase de mamíferos estaban sintiéndose más inclinados a obedecer a Lana, o al menos podía confundirlos. No tenía mucho efecto en seres con mucha inteligencia, pero al menos podía hacer que un grupo demasiado numeroso de enemigos la atacaran en grupo al mismo tiempo.

Pero lo que más la alegraba era que por fin alguien prefería pasar el tiempo con ella que con cualquier otra persona. Y más aún ver que esa persona no solía sonreír mucho cuando no estaba haciendo nada, pero en cuanto la miraba a ella, al menos una expresión complacida aparecía en su rostro.

Y no había nada como matar enemigos, obtener experiencia, oro, objetos raros y uno que otro coleccionable con la persona que sentías que... podía ser tu media naranja.

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